El órgano de los magistrados italianos sigue en su puesto pese a las críticas de Cossiga

Los miembros del Consejo Superíor de la Magistratura (CSM) de Italia han respondido con un lacónico documento de 11 líneas a las durísimas acusaciones que les había lanzado el jefe del Estado, Francesco Cossiga, de actuar "fuera de la legalidad constitucional". Los miembros del CSM afirman que por "sentido de responsabilidad" seguirán en su puesto para no crear un "peligroso vacío institucional".De los 33 miembros del órgano supremo de gobierno de los jueces, tres se negaron a firmar el comunicado, mientras que fuera del Palazzo dei Marescialli, sede del Consejo Superior, las fuerzas políticas y la Prensa se han dividido en sus reacciones a los disparos de Cossiga contra los jueces.

La iniciativa de criticar la excesiva " politización" del Supremo, que según el presidente de la República le ha llevado a perder su función propia, ha sido apoyada abiertamente por las fuerzas que integran el Gobierno -democristianos, socialistas, republicanos, socialdemócratas y liberales- y duramente criticada por la oposición comunista, por los verdes y por la izquierda independiente, que ven en este enfrentamiento un deseo larvado de "despolitizar" al órgano de gobierno de los jueces y reducirlo a un papel "administrativo".

Los comunistas se preguntan por qué Cossiga no ha intervenido antes si creía que el CSM estaba actuando fuera de sus poderes y por qué hace un año puso en sus manos la delicada investigación sobre la justicia en Sicilia. La reacción de la Prensa puso en evidencia ayer una clara dificultad para interpretar el documento de los miembros del CSM. Basta mencionar que los cuatro mayores diarios del país titularon ayer así la noticia: "El CSM resiste a Cossiga" (La Repubblica); "El CSM se rinde ante Cossiga" (Corriere della Sera); "El CSM echa marcha atrás" (Il Messaggero); "Entre Cossiga y el CSM, sólo un armisticio" (La Stampa).

Excepto la Prensa de izquierda, todos los demás medios han subrayado el hecho de que Cossiga lleva razón cuando critica la excesiva "politización" del CSM, mientras que se dividen a la hora de juzgar la intervención tan dura del jefe del Estado.

Para tratar de cambiar la naturaleza misma del CSM sólo puede intervenir el Parlamento. Por el momento, la discutida y acusada "politización" del CSM pertenece a la misma esencia de ese organismo. Baste pensar que de los 30 miembros que lo componen -sin contar los tres integrantes de derecho- 20 magistrados son elegidos por el cuerpo de jueces del país, y 10, profesores de Derecho, por el Parlamento. Pero a la hora de elegirlos tienen que tener muy en cuenta la alquimia política. Los magistrados, porque ellos mismos están divididos en varias corrientes políticas, y el Parlamento, porque tiene que respetar el llamado código Cencelli, es decir la distribución según partidos y corrientes representadas. Así, ahora el CSM está dividido, por lo que se refiere a los 20 magistrados, en cinco grupos políticos distintos,y en cuanto a los 10 elegidos por el Parlamento, cuatro son democristianos, tres comunistas, dos socialistas y uno laico, que se lo disputan entre republicanos, socialdemócratas y liberales. En este momento, el representante de los laicos es un liberal.