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La terapia del cangrejo

Los jugadores de Corea del Sur se entretienen pescando a la espera del partido ante España

Alex Martínez Roig

"No se puede entrar en el hotel", dice uno de los policías que custodia a la selección de Corea del Sur, rival mañana de la selección de España. "No se puede hablar con nadie", insiste el policía, evidentemente satisfecho de su trabajo. Cuando la depresión está a punto de apoderarse de los periodistas, tres corearlos salen en bicicleta del hotel con postales en sus manos, mientras otros cuatro les siguen a pie, acompañados por dos mujeres. Van hacia la playa, a pescar cangrejos, su entretenimiento preferido mientras esperan a los hombres que entrena Luis Suárez.

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Los jugadores se dirigen a la playa, donde se han entrenado ya a las siete de la mañana, como cada día. Su entrenador, Lee Hoe-Taik, les ha dado total libertad de movimientos fuera de las horas de entrenamiento (tres al día) y de las comidas (cuatro o cinco diarias, según un camarero del hotel sorprendido por la cantidad de trabajo que se la ha venido encima). Camino de la playa, el grupo se cruza con otros dos compañeros que están jugando al mini-golf, y con otros tres que pasean en bicicleta por las vacías calles de la localidad turística de Lignano Pineta, una especie de Playa de Aro a la italiana.El primero en aceptar el diálogo es Cho In-Young, el portero que protagonizó la desgraciada jugada que le costó a su equipo el primer gol ante Bégica. Cho está triste. Reconoce que tuvo una mala experiencia el martes, pero que los rumores sobre su sustitución son falsos. Jugará ante España, porque el portero titular, Kim Poono-Jo, sigue lesionado. "¿Las mujeres que le acompañan son sus esposas?". "¡Noooooo!", aclara rápidamente Cho, "son las cocineras de la selección".

Ya en la playa, Cho saluda a su compañero Park Kjung-Hoon, uno de los defensas, que toma el sol en una hamaca. Cuando Park se entera que está hablando con periodistas españoles, dice sonriendo, en un inglés de película de indios: "¡Ah!, Barcelona, Coby". Park, como Cho y el resto de sus compañeros, ofrecen una imagen pesimista de su partido ante Espana. "Uruguay será primera del grupo y España la segunda", dice. Parece como si todo el orgullo coreano se hubiese perdido con la derrota ante Bélgica, o como si la postura derrotista fuese una táctica preconcebida, muy propia de los equipos orientales.

Mientras, se ha formado un grupo de coreanos en un espigón que parte de la arena. Allí, Chung Joon-Soo, uno de los reservas, está fabricando artilugios de pesca. El objetivo es pescar cangrejos, para cocinarlos después. Las operaciones las dirige una de las cocineras, mientras los jugadores tratan de enganchar a los cangrejos utilizando mejillones como cebo, o colocando una plataforma en el fondo del mar, fabricada allí mismo con esparadrapo y alambres, esperando pacientemente que los cangrejos se posen encima.

Lo que comienza como un entretenimiento restringido se convierte en el centro de interés de los pocos turistas que están en la playa. Cinco niños alemanes se unen al grupo de coreanos y, aunque no intercambian ni una sola palabra, se entienden a la perfección. "Sansón" Kim Joo-Sung, el mejor jugador asiático, se une más tarde a la fiesta. Los cangrejos van cayendo uno tras otro, disciplinadamente depositados en la bolsa que lleva una de las camareras. Es una distracción ideal para los jugadores. Para pescar cangrejos se necesita paciencia, y a los coreanos les sobra. Un grito colectivo de alegría acompaña a cada cangrejo atrapado.

Kim Joo Sung, el hombre de la larga melena, es, junto con el portero Cho, uno de los poco que habla inglés. "Me gustaría jugar en Europa", dice, "pero aún no lo he decidido". Kim no está de acuerdo con su entrenador, que ha acusado a la delantera de no rendir al máximo ante Bélgica. "Falló todo el equipo, no sólo la delantera. Fue un problema de condición física". Kim se aparta por un momento del grupo. Hay una chica que reclama su atención, y que incluso le pide el teléfono. Kim le escribe el número en un papel. Cuando la chica descubre que tal número es falso, Kim sonríe con educación antes de marcharse hacia el hotel.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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