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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El gran golpe

LA OPERACIÓN policial que ha culminado -por el momento- con la detención de 18 presuntos narcotraficantes, casi todos ellos radicados en las costas gallegas, constituye el mayor golpe asestado en nuestro país a la terminal española del cartel de Medellin, y más específicamente a la red de enlace organizada por el narcotraficante hondureño, actualmente preso en EE UU, Juan Ramón Matta Ballesteros. Desde el fiscal especial antidroga que ordenó las investigaciones hasta los policías que realizaron las detenciones, pasando por el juez que dirigió la operación, los responsables de este importante éxito de la justicia merecen el reconocimiento de sus conciudadanos por su eficaz gestión. La coordinación alcanzada esta vez entre las distintas instancias intervenientes en la operación y la precisión con que ésta se ejecutó deberán dar la pauta para futuras intervenciones, inevitables a la vista de los planes detectados y que pretendían hacer de España la principal vía de entrada de cocaína en Europa. La experiencia ha demostrado que no es tan fácil acumular pruebas fehacientes contra estas redes, incluso si existen evidencias de que los súbitos enriquecimientos de ciertas personas sólo se explican por su relación con el narcotráfico. Al fin y al cabo, Al Capo ne consiguió esquivar la acción de la justicia norte americana durante años, antes de que un juez consiguiera atraparle por la vía indirecta de investigar sus fraudes al fisco . No hace mucho la justicia española no pudo proceder por falta de pruebas contra uno de los capos, detenidos en una redada reciente: el industrial Laureano Otibiña, considerado, sin embargo, por la policía y vecinos como uno de los jefes del contra bando y del narcotráfico en Galicia y al que la DEA norteamericana ha señalado como uno de los principales hombres del negocio del hachís en Europa. Sin embargo, esta vez policía y justicia, además de mejor coordinadas, han apurado al límite las posibilidades legales para la obtención de pruebas, recurriendo in cluso a la incomunicación judicial de los detenidos.

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En Galicia, los nombres de los capos del tráfico de drogas eran conocidos desde hace años. Algunos de ellos permanecieron incluso en prisión por breve plazo tras ser detenidos por algún asunto colateral. Pero, en general, seguían haciendo público alarde de su creciente poder e influencia sobre sectores de la sociedad gallega, produciendo una lamentable sensación de impunidad. Últimamente, la aprehensión por la policía, en el breve espacio de tiempo de dos semanas, de 500 kilos de cocaína en diversos puntos de Galicia ha supuesto un duro golpe contra ellos, al tiempo que reveló la peligrosa dimensión de la amenaza que representan. Sin embargo, la operación que acaba de culminarse ha superado el objetivo estadístico de sumar nuevas aprehensiones, grandes y pequeñas, de las que las grandes mafias llegan a reponerse, y ha abarcado la infraestructura de una red en todos sus elementos: desde la introducción de droga a los movimientos de dinero y operaciones subsiguientes de blanqueo. Pero lo más importante es que esta forma de operar demuestra que es posible articular una defensa eficaz frente a la amenaza del narcotráfico, y que una de las vías más certeras es seguir la pista de los beneficios de la droga más allá del estricto círculo de los narcotraficantes, hasta las personas e instituciones fuera de toda sospecha que se mueven en la trastienda. Las diligencias sobre blanqueo de dinero del narcotráfico referentes a 112 personas y 121 sociedades. que actualmente practica el fiscal antidroga muestran que esta vía legal está expedita y que sólo hace falta que se la utilice con decisión y maestría.

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