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El Théâtre du Radeau, lo mejor del Sitges Teatre Internacional

La actuación de las compañías de América Latina decepcionó

Jacinto Antón

No fueron las compañías de América Latina, anunciadas como la piedra angular de la programación, las que han tenido mejor acogida en el Sitges Teatre Internacional. Los reyes de este certamen de los huevos procesos de creación han sido los franceses del Théâtre du Radeau, una compañía de auténtica talla que ha brillado en un certamen agobiado por su próxima desaparición o traslado a la ciudad de Gerona.

El Sitges Teatre Internacional, desde su inauguración el pasado miércoles, se ha enfrentado con los mismos problemas en las últimas ediciones: falta de enraizamiento en la población, mal tiempo y una cierta fatalidad. Ya antes de empezar se anunció la suspensión del espectáculo del grupo Kònic, lo cual hizo recaer en Joan Minguell todo el peso de la presencia catalana en un certamen que cuenta con el apoyo de la Generalitat por su papel de banco de pruebas de las compañías locales. El hecho de que Sfera, de Joan Minguell, haya sido lo más criticado del certamen, debería ser de por sí un duro revés para la línea propiciada por los organizadores.

María Estuardo

En cuanto a la presencia de compañías de América Latina, la brasileña Denise Stoklos, con su solo sobre María Estuardo, hizo, en el espectáculo inaugural, alarde de una técnica inmejorable aunque la construcción de su espectáculo decepcionó e incluso aburrió, de la misma forma que aburre el discurso sobre teatro esencial que se halla en el origen de su trabajo.

El Taller de Arte de Medellín y su espectáculo El bar de la calle Luna dejaron sabor a excesiva ambición y pretenciosidad. En las Postales argentinas de la compañía Sportivo Teatral de Buenos Aires, lo único que brilló sobre la pedantería y el freudianismo de sobremesa fue la interpretación del actor Pompeyo Audivert.

Ese panorama un tanto desangelado se rompió con el excelente Woyzeck-Büchner-Fragments Forains de los franceses del Téâtre du Radeau, una compañía que ha reunido en sus últimos espectáculos un cúmulo de aciertos interpretativos, dramatúrgicos y estéticos que los sitúan entre lo más interesante que puede ser programado en nuestras latitudes dentro del campo de la experimentación teatral.

También saltaron la barrera del aburrimiento Mark Tompkins, el bailarín americano que con su espectáculo Nouvelles, basado en la obra de Gertrude Stein, está cosechando éxitos desde su estreno en el Festival de Aviñón de 1988, y Paolo Cananzi, un cómico italiano con un espectáculo redondo en el que el fino humor y los juegos de palabras se combinan con lo grotesco.

En la última jornada, Atalaya de Sevilla y Arena de Murcia jugaron el papel de viejos conocidos con Hamlet-Máquina y Extrarradios, respectivamente. Este Sitges Teatre Internacional quedará en la memoria envuelto en nubarrones y lluvia, una auténtica pesadilla para un certamen que, en esta edición, dio al traste con la actuación del domingo por la mañana de la compañía francesa Générik Vapeur que el día anterior había hecho saber a todo Sitges que ahí se hacía un festival gracias al estruendo de su pirotecnia.

La asistencia a este Sitges Teatre Internacional ha sido escasa y, a pesar de los esfuerzos de organización, la falta de una infraestructura adecuada ha impedido contemplar los espectáculos en condiciones.

Los percances citados no han alejado la amenaza de desaparición del Sitges Teatre Internacional o de su traslado a Gerona. Como prueba de las dificultades de programación de este certamen basta con destacar que menos del 20% del presupuesto de 45 millones de pesetas se destina a la contratación de compañías.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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