Los sondeos auguran un codo a codo en Perú entre Fujimori y Vargas Llosa

ENVIADO ESPECIAL La mayoría de los últimos sondeos antes de la elección presidencia de hoy en Perú an una ligera ventaja al ingeniero hijo de japoneses Alberto Fujimori, de 51 años, sobre el escritor Mario Vargas Llosa, de 54 años, pero el margen de error hace que la situación sea de empate estadístico. Esto hace imposible aventurar un pronóstico serio sobre el desenlace de la segunda vuelta, que decide quién será presidente de Perú los próximos cinco años.

Todo parece indicar que Perú tendrá hoy el peor de los resultados posibles y se abrirá un periodo de incertidumbre sobre la futura construcción política del país. Los institutos demoscópicos más importantes de Perú coinciden en que la segunda vuelta de la elección presidencial es un codo a codo entre Fujimori y Vargas. Las diferencias son mínimas, casi todas favorables a Flajimori. No falta quien concede un margen insignificante a favor de Vargas. Al escritor parece favorecerle la tendencia descendente de su contrincante. "El globo Fujimori se deshincha, pero como si estuviese pinchado con un alfiler, y baja muy despacio", comentaba un experto en sondeos.

Lo apretado de los pronósticos provocó que uno de los encuestadores anticipara que ganará la elección el candidato con mayor capacidad de trabajar en los locales de escrutinio, para lograr impugnar esas papeletas favorables al otro. Los periodistas preguntaron si esto significa que ganará "el candidato con mayor capacidad de fraude". Los encuestadores no aceptaron esta formulación drástica, pero, dada la cantidad de votos nulos y dudosos, más el previsible codo a codo, no sería difícil que la elección se decida por los votos impugnados y anulados.

Este sería el peor de los resultados posibles en la actual situación de Perú, porque dejaría sobre el futuro presidente la sombra de la duda. Con unas fuerzas armadas a las que se atribuyen veleidades golpistas y una guerrilla fanatizada como la de Sendero Luminoso, lo peor para Perú sería un presidente con una legitimidad en tela de juicio.

Más información en las páginas 10 y 11

de El País Domingo