La población de la capital mayor de 65 años ya supera al número de personas menores de 15
El mapa demográfico madrileño ha envejecido considerablemente en los últimos años, hasta el punto de que ya el número de mayores de 65 años supera al de menores de 15, según la investigación sobre formas de vida en Madrid realizada por el departamento de estudios y análisis del Ayuntamiento. El informe afirma también que tres de cada cuatro familias viven en pisos de su propiedad y que una de cada dos querría cambiar de vivienda, pero sin abandonar el casco urbano de la capital.
El envejecimiento de la población madrileña, tantos años anunciado, es ya un hecho palpable. Los menores de 15 años, que eran el 27,4% de la población en 1970, representan ahora el 15,2%. La proporción de mayores de 65 años supera ya en una décima a la de los más jóvenes, cuando hace 20 años los más mayores eran el 8,2%.La misma conclusión se saca en el informe sobre formas de vida en Madrid del incremento que ha experimentado el número de viudos -que en tres años han pasado de representar el 6,4% de la población al 7,6%- y el bajón de los solteros -del 47,6% al 45,8-. Otros datos destacan el incremento de los separados y divorciados -del 1,4% al 1,9%- y que más de la mitad de los habitantes de Madrid son ya auténticos madrileños; el 53,1 % ha nacido en la capital.
La investigación destaca en otro capítulo la preferencia de los madrileños a la vivienda en propiedad -tres de cuatro familias son propietarios-, aunque un 14% aún la están pagando. El mayor porcentaje de propietarios se encuentra en el estrato medio y bajo de la sociedad, y en el sector más acomodado, los mayores índices de alquiler.
Igualmente, tres de cada cuatro familias viven en pisos con menos de 90 metros cuadrados. Un 10% carece de baño, y sólo un 12% tienen garaje -el 21 % de las viviendas de la zona noroeste y el 7% de la sureste-. Estas dos áreas de Madrid también mantienen las diferencias sobre el tamaño. El número de viviendas con más de 90 metros cuadrados en la primera zona triplica las existentes en la sureste.
En la elección de la vivienda priman los motivos económicos -en un 21 % de los casos-, la cercanía de familiares - 15%- y el gusto por el barrio o la proximidad del trabajo -12,8%-. El precio ha condicionado la elección en las áreas donde viven los estratos medio y bajo de la población, mientras que el sector más acomodado ha valorado en primer lugar la proximidad de los familiares y el gusto por la zona.
La cercanía al trabajo ha primado en las familias que se han trasladado desde otros municipios de la región. Un 9% son adjudicatarias de vivienda y un 16,8% tienen una segunda residencia.
Según la investigación, al 43% de las familias les gustaría cambiar de vivienda -la mayoría quiere una residencia mejor-, pero sólo el 40% desea cambiar de barrio, y son muy pocos, un 6%, los que dejarían el casco urbano para ir a vivir a la periferia.
Equipamiento
En el distinto equipamiento de los hogares se descubre la mayor discriminación entre las áreas ricas y pobres de la ciudad. Mientras el 54% de las casas de la zona noroeste tiene calefacción central, el 85% de las del sureste debe recurrir a otros sistemas.
Igual desproporción existe en otro tipo de equipamiento. El 28% de las viviendas del noroeste tiene un comedor exclusivo, por el 11% de las del sureste; estudio, el 13% y el 1,6%, respectívamente; lavavajillas, 32% y 7%; aire acondicionado, 7% y 1%, y microondas, 44% y 32%.
Sólo el porcentaje de familias con vídeo -lo tienen en casi la mitad de los hogares- es superior en las zonas más deprimídas. La proporción es del 45% de los hogares de la zona sureste, por 43% en la noroeste. Según los investigadores, en las zonas más deprimidas el vídeo ha resuelto el ocio de los parados.
Relaciones sociales
Los círculos de solidaridad de los madrileños son bastante reducidos. En caso de necesidad, la mayoría recurre al cónyuge o los hijos, o en segundo lugar, a los hermanos y los padres. Los amigos sólo parece que pueden ayudar cuando el problema es la falta de trabajo. El recurso a vecinos, compañeros de trabajo, sacerdotes o psicólogos "es poco habitual", según la encuesta.
En el análisis se explica que la respuesta "se arregló solo" ante un determinado problema alcanzó valores altos salvo en los casos de enfermedad.
En situaciones de apuro económico, el 74% recurría a un familiar. Primero a los hijos, luego a los padres, y en tercer lugar a los hermanos. Un 14% no solicitaría ayuda. Los hijos son también el principal consuelo en caso de disputas de parejas. Cuando los problemas son de tipo afectivo, un 57% recurriría a la familia y un 25% a nadie.
Los índices de asociacionismo en Madrid son bastante bajos. Las mayores cotas se encuentran en comunidades de propietarios -un 49%- y en asociaciones de padres de alumnos -un 13%-.
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