Ryuichi Sakamoto: "Mi música es el resultado de todo lo que me gusta"

El polifacético Ryuichi Sakamoto, uno de los músicos más populares de Japón, autor de una veintena de elepés, ganador de un oscar por la banda sonora de El último emperador de Bernardo Bertolucci, actor en esa misma película y protagonista junto a David Bowie de la de Oshima Feliz Navidad, Mr. Lawrence, en la que encarnaba al esteta oficial Yonnoi además de firmar también la música, ha visitado España con motivo del festival Ibiza 92, del que ha sido principal estrella. "Mi música es el resultado de unir todas las músicas que me gustan, entre ellas las étnicas", manifestó Sakamoto en una entrevista con este diario.

"Lo que más me atrae de España es su proximidad con África", dijo Sakamoto, "y, por tanto, su calidad de escenario ideal para el cruce de culturas".Sakamoto, antiguo miembro del grupo pop Yellow Magic Orchestra, reside habitualmente en Nueva York. Desde allí puede analizar sin pasión lo que ocurre en su país, además de vivir "en una fantástica ciudad poblada por gentes diferentes que se odian por serlo".

El artista aborrece la uniformidad: "Me interesan las diferencias entre la gente, y cómo éstas se manifiestan a través de las distintas músicas tradicionales. En mi país, el fin de la II Guerra Mundial supuso el comienzo de una colonización cultural que está acabando con nuestra música. Allí, como en el resto del mundo, la presión uniformadora de la cultura anglosajona provoca que los músicos sólo se dediquen a copiar el pop occidental. En Japón la gente sólo piensa en imitar todo lo que viene del Oeste, y a mí no me gustan las copias, sino los originales. Cuando formamos la Yellow tomábamos como referencia a Kraftwerk, pero lo que hacíamos no era alemán, sino tecno-pop japonés".

El autor de la banda sonora de Feliz Navidad Mr. Lawrence y de El último emperador, ésta en unión de David Byrne y Cong Su y galardonada con un Oscar, considera que su música no es genuinamente japonesa, sino el resultado de unir todas las músicas que le gustan. "Entre ellas están las étnicas, que ya me interesaban cuando hace 20 años era un hippy", explica. "En cierto modo es como si tuviese diez pies sobre la tierra. No uso ninguna estrategia premeditada al componer, sólo pretendo ser honesto como músico. Uso lo que me gusta, es muy sencillo. Así de fácil fue el contacto con Youssou N'Dour, uno de los colaboradores de Beauty, mi último disco. A pesar de que yo no hablo francés y él no tiene ni idea de inglés, nos entendimos por completo. Escuchamos nuestra música, y ése es el mejor idioma".

Protagonista de una dilatada carrera musical con una veintefta de elepés con colaboraciones que van de Thomas Dolby a Robin Scott, Sakarrioto, compositor productor, intérprete, escritor aunque lo niegue, actor y sobre todo hombre curioso por vocación, sostiene irónico que los libros sólo le interesan como objeto: "Sí, tengo una editorial y publico cosas de mis amigos. Pero en realidad los libros sólo me in teresan por su textura, color, olor o dimensiones, nunca por su contenido". Sakamoto es autor de un libro de diálogos sobre filosofía japonesa titulado See the sound hear the time.

"Japonés atípico"

Como actor, este educado y polifacético artista ha tenido rele vancia a través de papeles en los que representaba a personajes vinculados con el expansionismo nipón: "Odio a esos personajes, y no me identifico con ellos en absoluto. Yo soy un japonés atípico, y no soy fanático ni nacionalista. Si los acepté era porque los directores de ambos filmes, Oshima y Bertolucci, siempre me han fascinado, y era la forma de trabajar con ellos. Bertolucci es una persona con mucho talento, un ser autosuficiente con ideas muy definidas de lo que desea, es un artista del siglo XIV".Ryuichi Sakamoto, estudioso de la música electroacústica y étnica, ambos aspectos siempre presentes en su obra, se siente fundamentalmente músico, actividad que nunca desearía abandonar. "Por eso no me tienta dirigir cine; es demasiado absorbente y tendría que dejar la música".

El artista volverá a colaborar con Bernardo Bertolucci en la banda sonora de El cielo protector, film basado en la novela de Paul Bowles.