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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Polonia y su clima electoral confuso

LAS ELECCIONES municipales en Polonia han permitido a Solidaridad obtener la mayoría en un gran número de los ayuntamientos de Polonia, y en las grandes ciudades con porcentajes aplastantes. En cambio, ha sido muy baja la votación para los antiguos comunistas, que ahora se definen como socialdemócratas. De esta manera se pondrá fin a una situación anómala que perduraba desde hace más de un año: reducidos en el plano nacional, y concretamente en el Gobierno, a un lugar minoritario, los comunistas seguían detentando el poder municipal en gran parte de Polonia. Ello era fuente de serias dificultades para el Gobierno de Mazowiecki, que se encontraba privado del imprescindible apoyo de las autoridades locales para llevar a cabo la nueva política que el país necesita.Pero de las elecciones municipales -cuyos resultados precisos no serán conocidos hasta dentro de varios días- se desprenden algunos rasgos muy preocupantes. En primer término, la abstención, superior al 50%, demuestra la apatía y el desencanto que reina en gran parte de la población. A ese hecho hay que añadir una deficiente información a los electores, sobre todo ante la abundancia de listas: unos sesenta partidos y cerca de mil agrupaciones de electores.

Por otra parte, si hace un año las ansias M pueblo se encarnaban en Solidaridad, ahora la situación es otra. Ya no hay un enemigo, una dictadura comunista en el poder, como factor de unificación de las fuerzas populares. La política de austeridad del Gobierno -aunque sea ineludible, y muchos polacos son conscientes de ello- provoca descontento, traducido en las recientes huelgas ferroviarias. En esta fase de inevitables estrecheces, Solidaridad está en una posición ambigua: por un lado, encabeza el Gobierno y es responsable de la dura reforma económica; por otro, y sobre todo a causa de la política personalista de Walesa y sus allegados, adopta actitudes críticas. Así, en algunas ciudades, como en Lodz, había dos listas de Solidaridad: una más radical, que obtuvo el 50% de, los votos, y otra más moderada, con cerca del 25%. En Solidaridad cohabitan, al menos, dos corrientes ideológicas, una de centro-derecha, democristiana, y otra socialdemócrata. Hoy, cuando la tarea prioritaria es sacar al país del atolladero, no es momento para la decantación.. Pero ello explica que cunda un clima político confuso, indeciso, carente de opciones claras, como reflejaron las elecciones municipales.

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