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ELECCIONES BAJO EL TERROR

Colombia vota hoy entre el escepticismo y el miedo

Catorce millones de colombianos están convocados a votar contra el terror en las elecciones presidenciales de hoy. Sólo ocho millones, según los cálculos más optimistas, cumplirán con el llamamiento de los políticos. El resto está demasiado escéptico para creer en las promesas de los candidatos o tiene demasiado miedo como para acercarse a las urnas, a pesar de que el Gobierno ha puesto a 200.000 soldados en estado de máxima alerta para evitar que más coches bomba y más asesinatos enturbien una jornada que se pretende convertir en un exorcismo de la muerte.

Doce candidatos están inscritos para las elecciones a la presidencia, pero sólo cuatro cuentan con posibilidades de lograr un buen resultado: César Gaviria, del oficialista Partido Liberal Colombiano (PLC); Alvaro Gómez, del derechista Movimiento de Salvación Nacional; Antonio Navarro, del izquierdista Movimiento 19 de Abril (M-19), y Rodrigo Lloreda, del centrista Partido Social Conservador (PSC), son, por ese orden, según las últimas encuestas, los principales aspirantes a la victoria.Además de la candidatura presidencial, los colombianos deberán votar por la convocatoria de una Asamblea constituyente, contestando a la siguiente pregunta: "¿Vota por la convocatoria de una Asamblea constitucional con representación de las fuerzas sociales, políticas y regionales de la nacion, integrada democrática y popularmente para reformar la Constitución política?".

El impresionante dispositivo de seguridad, montado sobre todo en Bogotá, Medellín y Cali, no impidió que el viernes hiciese explosión en la capital un coche bomba cargado con 100 kilos de dinamita; milagrosamente, no hubo víctimas mortales. Ayer, la policía halló un cargamento de dinamita en Bogotá.

Por razones de seguridad, no se ha informado de la hora ni del lugar en el que emitirán sus votos los candidatos presidenciales, a los que les faltan todavía las 24 horas más difíciles para cumplir con su objetivo de llegar vivos hasta el recuento de los votos. Después, algunos de ellos tienen planes de salir al extranjero con el fin de librarse parcialmente de la férrea custodia a la que están sometidos.

Por primera vez en su historia, los colombianos contarán con cabinas para garantizar la intimidad del voto y ejercerán el sufragio mediante nuevas papeletas, en las que van impresos los nombres de los 12 candidatos, con el fin de evitar la tradicional compra de votos.

Pese al optimismo de los políticos, se teme una alta abstención, como corresponde a la historia electoral de Colombia. La última convocatoria a las urnas tuvo una abstención del 60%, mientras que en los comicios presidenciales de hace cuatro años votó el 60% de los ciudadanos con derecho a hacerlo.

Medellín y la paz

Si bien en toda Colombia se votará hoy deseando que llegue la paz y termine la violencia, esa idea es más fuerte en Medellín, la segunda ciudad de Colombia y tristemente famosa por ser la sede del más grande cartel del tráfico de cocaína.

Medio millón de personas están habilitadas para acudir a las urnas en la ciudad; las autoridades esperan que por lo menos la mitad de ellas venza al miedo y se acerque a votar. La tensión que se vivió en la víspera de la jornada electoral fue grande.

Se sintió especialmente en la sede de las campañas políticas, sobre todo en la del liberal César Gaviria. Este sector ha sido el más golpeado por la violencia en los últimos días. Su dirigente, el senador Federico Estrada Vélez, fue asesinado el lunes pasado. Después de este crimen fueron numerosas las llamadas de amenaza.

La campaña gavirista ha sido también víctima de una acción sistemática de sabotaje. Mil quinientos carteles fueron destruidos en los últimos seis días. La policía dice que ha sido labor de jóvenes y niños a quienes los terroristas pagan 1.000 pesos (250 pesetas) por cada valla destrozada. "Lo curioso". dijo a EL PAÍS César Pérez García, "es que a los conservadores no les ocurre lo mismo. Yo creo que parte del terrorismo que estamos viviendo es una guerra sucia de carácter político". Este dirigente liberal se la atribuye al Partido Social Conservador. "Creo que no tenemos por qué seguir repitiendo lo que dicen algunos generales, que sindican de todo a Pablo Escobar. Los conservadores quieren hacer creer que con Gaviria seguirá la guerra y con ellos habrá paz, y eso es falso".

Más información en la página 6 de El País Domingo

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