Un filón de casta
Guateles / Posada, Punta, ParejaCinco novillos de Los Guateles, con trapío poder y casta; 52 de Puerto de San Lorenzo, de gran trapío, incierto.
Antonio Posada. espadazo escandalosamente trasero y bajo (algunos pitos); estocada trasera (silencio). Antonio Manuel Punta: dos pinchazos, rueda de peones, otro pinchazo y estocada delantera (ovación y salida al tercio); pinchazo y estocada perdiendo la muleta (silencio). Martín Pareja Obregón: pinchazo perdiendo la muleta y bajonazo descarado (silencio); pinchazo perdiendo la muleta -aviso con retraso-, tres pinchazos más y dos descabellos (silencio).
Plaza de Las Ventas, 22 de mayo. 12ª corrida de feria. Lleno.
Dicen por ahí que las ganaderías están faltas de casta, pero será porque quieren, pues en Los Guateles sobra, y no tendrían más que pedirla. Si todo lo que hay en la finca de Los Guateles se parece a la muestra que sacó ayer en Las Ventas, es que tiene un filón de casta y seguramente no le importaría nada regalarla. O, si le importa, podría poner un puesto. No harían falta grandes instalaciones: el mayoral en la linde, voceando "¡Castaaa, a la rica castaaa!", y nada más. Cuando un bien es de primera necesidad, huelga ponderar sus virtudes. Ocurre con la casta en la ganadería de bravo como con la tarjeta de crédito en este mundo traidor: que sin ella no somos nada, y menos en calzoncillos.
Los novillos de Los Guateles que saltaron al ruedo de Las Ventas, todos con trapío, derribaron caballos, proeza que han sido incapaces de hacer los toros de la feria, y no se caían, pese a que la acorazada de picar se lanzó al asalto de sus lomos, se los tundió espinazo a través y acabó dejándolos para hamburguesa. Y no sólo no se caían: ¡embestían! El primero, después de cuatro puyazos tremendos, entraba al cite que le hacía Antonio Posada con el empuje de una locomotora, lo cual quiere decir que cuatro puyazos no bastaban para contener sus ímpetus juveniles y habrían sido necesarios cinco, o quizá seis.
¿No sostienen los taurinos y sus amiguetes la teoría de que la puya, el peto, el percherón, son excesivos para la fortaleza real del toro? Claro que ellos se refieren a otro toro, el que quieren imponer para sosiego de sus pupilos y control del negocio sin sobresaltos; una especie del reino animal bien distinta al toro de lidia verdadero, ese que saltó ayer al ruedo de Las Ventas. Naturalmente el toro de lidia verdadero, con su trapío, su poder y su casta, es muy diricil de torear. El toro de lidia verdadero no se deja pegar pases porque sí, y si alguien lo intenta sin aplicar las oportunas técnicas de dominio, lo más probable es que le pegue una voltereta. Antonio Posada no sufrió ninguna voltereta, afortunadamente, pero estuvo cerca porque insistía en pegar naturales y la locomotora se le venía encima.
Algo parecido le ocurrió a Martín Pareja Obregón por ensayar el pulcro toreo de esencias a sendos novillos agresivos. Uno de ellos sobrevivió, no se sabe cómo, la batida feroz de la acorazada de picar, y aún desollado, embestía. Fue el tercero, un toro de casta excepcional y de cierta bravura, que desbordó a Pareja Obregón. También le desbordó el sexto, manso temperamental. Lo que no descalifica al torero, cuyas carencias técnicas se comprenden por su misma juventud, pues estuvo valiente y exhibió calidad en algunos apuntes de toreo bueno.
Un novillo manejable le correspondió a Antonio Posada en cuarto lugar, y no consiguió cuajar los muchos derechazos y naturales que intentó con desespe rante reiteración. Un novillo noble le correspondió a Antonio Punta en segundo lugar, y le hizo el toreo a ratos. Antonio Punta empezó muy bien la faena, templando redondos de acabada factura, la continuó de mediocre manera descargando la suerte en los naturales, y la acabó mal, en plan pinchauvas. La oportunidad de triunfo se le escapó ahí y ya no tuvo otra: el quinto novillo era incierto y no le permitió lucirse.Como los toreros no pudieron con los novillos de Los Guateles, los taurinos ya se habrán apresurado a anotar esta ganadería para que el filón de casta con su pan se lo coma. Los taurinos y sus amiguetes se quejan mucho de que las ganaderías no tienen casta pero en cuanto aparece una que la tiene, dicen que esa, para el gato.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.