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El presunto asesino de la niña donostiarra dice que la tiró por la ventana por miedo

Emilio Indart, el presunto asesino de la niña de cinco años Sandra Calvo, que vivía en el barrio de Alza, de San Sebastián, reconoció ayer en el juicio que cometió abusos deshonestos, apuñaló a la pequeña y después la lanzó por la ventana, porque "tenía miedo". La policía tuvo que disolver a la entrada a varias docenas de manifestantes.

El juicio, que se prolongó durante seis horas en la Audiencia Provincial de San Sebastián, se celebró en un ambiente tenso, con la sala repleta de gente y estrictas medidas de seguridad, mientras varias decenas de personas se manifestaban en el exterior del edificio para pedir castigo al violador.Efectivos del Cuerpo Nacional de Policía disolvieron a los manifestantes, en su mayoría miembros de la Asamblea de Mujeres de Guipúzcoa, que interrumpieron en dos ocasiones el tráfico con la colocación de una pancarta en la que se leía "Ni olvido, ni perdón, castigo al violador".

Los hechos se produjeron el 13 de enero del pasado año, en el barrio donostiarra de Alza, cuando Emilio Indart abusó sexualmente de la niña, a la que presuntamente acuchilló antes de arrojarla por la ventana de un cuarto piso.

La vista oral fue también interrumpida durante cerca de media hora por un aviso de bomba que resultó ser falso.

Tras la declaración del procesado, de 13 testigos y tres médicos, el ministerio fiscal modificó sus conclusiones provisionales y pidió un total de 41 años de cárcel por los delitos de rapto, agresión sexual y asesinato, junto a una indemnización de 10 millones de pesetas para los padres de la niña.

También la acusación particular aumentó la pena solicitada para el procesado a un total de 86 años de cárcel por los delitos de asesinato y violación en grado de frustración, rapto y abusos deshonestos, además de 30 millones de multa.

La defensa, sin embargo, mantuvo sus conclusiones provisionales, y pidió seis años y un día de prisión menor por homicidio y seis meses de arresto menor por abusos deshonestos.

En la autopsia de la niña se apreciaron, además de las tres heridas provocadas por arma blanca, el desgarro del himen y hematomas en su vagina y ano, que, según los dos médicos forenses que comparecieron en la vista, no fueron producidos por penetración con el pene, aunque no descartaron un intento de violación.

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