Alumnos de un centro de Alcalá fueron tiroteados con perdigones

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Asistir a clase se ha convertido en una aventura para las casi 1.000 personas que, entre alumnos, profesores y empleados, habitan buena parte del día las instalaciones del colegio Puerta de Madrid, ubicado en pleno corazón del barrio del mismo nombre, una colonia de viviendas sociales conocida en la ciudad por el alto índice de inseguridad que padece y el no menos importante tráfico y consumo de drogas que allí se lleva a cabo.

Patatas y huevos

En el segundo incidente, ocurrido a principios de este año, fue el profesor de educación física Ignacio Puerto quien sufrió tres impactos de perdigón en el hombro y las piernas cuando pasaba por el patio.

"Sentí una quemazón en la pierna derecha y supe que me habían disparado. Pero eso aquí es un incidente habitual y fingí no darme cuenta para ver si descubría al autor del disparo. Sin embargo, y a pesar de que creí verlo en una de las ventanas de los edificios de enfrente, lo único que conseguí con mi actitud es que me dieran otras dos veces antes de entrar en el colegio", afirma Puerto, quien asegura que es frecuente que se tengan que suspender algunas clases "por lluvia, y no de granizo precisamente, sino de patatas y huevos que nos tiran desde los bloques de viviendas".

Los autores de estas peligrosas gamberradas son, en palabras del director del Puerta de Madrid, "conocidos por casi todos. Se trata de chavales en edad escolar de otros colegios o que simplemente no van a clase y se dedican a pasear con la escopeta bajo el brazo y a organizar concursos de tiro con las persianas, los cristales y los niños de este centro como blanco; lo que ocurre es que nadie se atreve a denunciarlos con nombres y apellidos por miedo a represalias, ya que no sería la primera vez que en este barrio se agrede a alguien por mucho menos que eso".

El director asegura y confirma con documentos que ha pedido reiteradamente y sin éxito que la Policía Municipal vigile el colegio. "Sin embargo", continúa Arceo, "el Ayuntamiento parece más preocupado en vigilar la salida de los colegios del centro de la ciudad y olvidarse de estos menos vistosos situados en barrios menos bonitos y más conflictivos, que necesitan realmente de protección policial, ya no sólo para que los niños crucen la calle sin peligro, sino incluso para garantizarnos a todos algo tan importante como la integridad física".

También la asociación de padres de alumnos del colegio ha exigido del Ayuntamiento que la Policía Municipal vigile constantemente las instalaciones. A pesar de que un portavoz municipal informó ayer que la policía vigilaría la salida, entrada y recreo, los agentes brillaron ayer por su ausencia.