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La Comisión Europea condiciona la ayuda occidental al Este a duros planes de ajuste económico

Los países del Este tienen que someterse a planes de ajuste económico si quieren beneficiarse de la ayuda occidental, según anunció ayer el vicepresidente de la Comisión, Henning Christophersen. Durante los primeros años, los programas producirán "un crecimiento cero o negativo del producto nacional bruto y alto desempleo". Necesitarán además una inyección suplementaria de capital occidental (inversiones privadas) de 15.000 a 20.000 millones de ecus (entre.1,95 billones de pesetas y 2,6 billones) de aquí a 1992.

"Cuando toquen fondo, tendrán que empezar a crecer", señaló Christophersen, quien fijó como necesaria una tasa de de sarrollo anual del 5% al 6% para corregir el retraso con los países de la CE y generar empleo. Los programas de ajuste se comenzará a negociar de inmediato con la idea de que, siguiendo el ejemplo de Polonia, que inició esta vía a principios de año, comiéncen a ponerse en práctica en seis meses en Checoslovaquia, y acaso más tarde, en Hungría. Estos tres países y Rumania, según el vicepresidente de la CE, han solicitado el asesoramiento comunitario.

La Comunidad y los 24 paí ses occidentales que financian la Operación Faro de ayuda al Este actuarán de coordinado res de los planes de ajuste. A ellos se añadirán expertos de "la OCDE, Fondo Monetario Internacional, banca mundial, Banco Europeo de Inversiones y, cuando esté constituido, del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BDRD)". Las orientaciones globales se aplicarán a los seis países beneficiarios de Europa Central y del Este (Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Rumanía, Bulgaria y Checoslovaquia), porque la RDA, dentro del proceso de unificación alemana, "es un caso particular y la URSS también". En los planes de ayudas se dejará al margen el problema de la deuda.

Controlar la inflación

Los programas de ajuste seguirán una estrategia global, aunque cada país tiene condiciones diferentes (el producto nacional bruto de Rumanía es un tercio del de la RDA y Checoslovaquia tiene una deuda exterior cinco veces superior a sus ingresos por exportación). El objetivo básico es ttansformar el sistema centralizado en una economía de mercado.

Entre las prioridades, destaca que todos los planes de estabilización deben estar dirigidos a controlar la inflación y lograr el saneamiento financiero. Para ello, "se deben modificar las políticas de cambio para ir hacia la convertibilidad de las monedas". Dada la estructura de su comercio, la divisa de "referencia más probable será el ecu". Estos países, según la CE, no admiten el COMECON ni siquiera reformado, por lo cual deberán hacer frente a un cambio de su comercio desde el sistema de trueque a su integración en la economía Internacional. El vicepresidente de la CE elogió los avances de Polonia, aunque matizó que el sistema de convertibilidad sólo funcionará con la URSS, si bien se mostró escéptico de que este país avance rápidamente por ese camino. Checoslovaquia iniciará las reformas en enero y Hungría se ha comprometido a transformar su moneda en un proceso de tres años.

La segunda gran condición es la reforma de las políticas presupuestarias y regímenes fiscales. Los países del Este deberán reducir las subvenciones, crear un sistema eficaz de banca privada y establecer precios libres. Por último, la legislación debe Incorporar la existencia de propiedad privada, promover la competencia entre las empre sas y disgregar los monopolios estatales. Las reformas incluirán "un sistema de seguridad social que fomente el mercado del trabajo con negociaciones salariales". Al margen de la ayuda occidental de más de dos billones de pesetas prometida por la CE y los otros 12 países del grupo de los 24, las transfe rencias de capital necesarias para el éxito del ajuste se ele van a entre 1,95 y 2,6 billones de pesetas sólo hasta 1992. Estas aportaciones, por la vía esencialmente de inversiones, deberán correr a cargo del sec tor privado. La CE no prevé nuevos presupuestos extraordi narios para el Este. Los programas de ajuste, según Christophersen, han de hacerse con rapidez, aunque no se impondrá una reforma total de la noche a la mañana como la que ha encarado Polonia. La Comisión prevé que algunos países puedan ponerse a la altura económica de los miembros de la CE, como es el caso de Checoslovaquia. Si es así, "a finales de esta década podrán tener la posibilidad de plantear su ingreso en la Comunidad".

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