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Miedo a parir

Un estudio analiza, el temor de las mujeres ante el embarazo y el parto

El miedo al dolor, a perder la independencia e, incluso, el temor a la muerte representan algunas de las causas por las que las mujeres deciden no tener hijos, según un estudio realizado por dos profesoras de la Facultad de Psicología de Valencia. El informe constata la tendencia actual de practicar intervenciones cesáreas a mujeres con problemas psicológicos durante la gestación. Para el ginecólogo Pedro Enguix, defensor del parto natural, las mujeres desconocen, más que nunca, la maternidad. En su opinión, los médicos no deberían intervenir en los partos.

María cree que nunca resolverá las dudas sobre la posibilidad de ser madre. `Si fuera por mi compañero", dice, "tendríamos dos o tres hijos, pero no puedo. Algunos días creo que ya es el momento, que me voy a pasar de una edad prudente y empiezo a pensarlo seriamente. Incluso me pongo un almohadón debajo del sueter para ver qué pinta tendría gorda. Entonces me gusto mucho, de verdad, pero de ahí no paso. Reconozco que tengo miedo, mucho miedo". María, profesora de EGB, va a cumplir pronto 30 años. A juzgar por los últimos datos sobre la natalidad, miles de mujeres atraviesan el mismo dilema. Los datos confirman, sin embargo, que pocas se deciden.El temor de las mujeres jóvenes ante la experiencia de la maternidad y, e',¡[ parto centra un estudio de Vicenta Mestre y Constanza Calatayud, ambas profesoras titulares de la facultad de Psicología de Valencia "Hemos partido de la siguiente idea: La concepción de] embarazo es diferente en nuestra época que en años anteriores, y todo ello motivado por la incorporación, de la mujer al trabajo que ha alterado sustancialmente el modo de vivir la maternidad", dicen las autoras del cita do informe. El trabajo recopila la bibliografía publicada durante las tres últimas décadas sobre este tema.

Como toda experiencia nueva, el embarazo genera ansiedad. La expectativa de dolor en el parto aumenta el nivel de ansiedad, según el estudio, y viceversa, la ansiedad genera más dolor. Disponer de mecanismos para afrontar esta situación aumenta la seguridad en las mujeres. "Se ha comprobado que las mujeres con mayor control interno tienden a buscar más información sobre lo que les ocurre en su nuevo estado. Si la reciben, disminuye la ansiedad, lo que acarrea efectos muy positivos cuando llega el momento de parir", asegura Calatayud. "Sin embargo", pro sigue, "en aquellas mujeres en las que la técnica de afrontar la realidad consiste en no querer saber nada. y se dicen, cuando ocurra, que ocurra, prefiero no enterarme, los efectos se vuelven negativos. En estos casos, el embarazo puede actuar como un shock para la mujer".

Fármacos

El informe indica que una actitud mental favorable por parte de la madre se relaciona con un período de trabajo en el parto mucho más breve y menos doloroso. Por el contrario, la inestabilidad emocional y el miedo al dolor que padecen numerosas embarazadas provoca un aumento en el suministro de fármacos y de intervenciones cesáreas durante los últimos años.

"Lo llevo bastante mal", asegura Isabel, embarazada de ocho meses. "Sobre todo, por que no sé qué va a ocurrirme, ni qué llevo dentro. Daría algo porque todo terminara ya". Sobre el modo de parir que ha elegido, añade: "El que menos me duela, y si me tienen que dormir, mejor".

El temor a dar a luz se transmite, indican Calatayud y Mestre, de madres a hijas. "El miedo se explica porque la mujer, ante el parto, depende de los demás, no desempeña un papel activo, sino que se encuentra en manos de los demás", agrega Mestre. "Las mujeres desconocen, en su mayoría, el proceso de engendrar, y si le duele cuatro creen que no van a a poder soportar el veinte. Resulta curioso, pero, a lo mejor, el cuatro indica que el proceso acaba", agrega por su parte Calatayud.

El trabajo constanta el incremento en la utilización de técnicas de inducción, cesárea y forceps durante el parto. "En lugar de ser una excepción, la técnica se ha convertido en costumbre, lo que ha provocado numerosas críticas por parte de aquellos profesionales que defienden formas más naturales de dar a luz".

El miedo a la muerte también ha sido abordado por las profesoras valencianas. Lo definen como reacción lógica. "Pero ocurre que a medida que se acerca el momento, el miedo disminuye. No obstante, Calatayud asevera que "el fantasma permanece". El temor a perder la vida como consecuencia del parto, sin embargo, no resulta una causa determinante para que las mujeres se niegen a tener hijos. "En una persona superfóbica y ansiosa, ese miedo sí que puede impedir que se quede preñada", afirma Mestre. "Pero ello indica que algo va mal, que hay un problema de fondo". El riesgo a dar a luz un bebé con alguna disminución física o psíquica afecta a la mayoría de las embarazadas, según Calatayd. "Una reacción normal ante lo desconocido".

Como un orgasmo muy intenso

Teresa quería parir en su propia casa, en su cama. Los reiterados consejos de los amigos y familiares hicieron que desistiera de su intención y, que, como el 96% restante (le las mujeres embarazadas, acudiera a dar a luz a un hospital. Para el girecólogo Pedro Enguix, los médicos no deberían intervenir en los nacimientos. "Los partos se han convertido en actos puramente quirúrgicos", afirma.Sobre el miedo de las mujeres ante la nueva experiencia, señala: "Hasta hace pocos años, las Jóvenes, antes de convertirse en madres, habían visto varios partos, normalmente de Ia familia. Ahora no. En la actualidad, el embarazo se ha vuelto casí un actosolitarío que termina en la camilla de un hospital". El ginecólogo valenciano, director de un centro de planificación donde se efectúan alrededor de 201) partos naturales cada año, aboga por recuperar la figura de las comadronas.

"Las mujeres deben saber que la inmensa mayoría sale del parto sin problemas. "Algunas, después de parir, han dicho que la sensación es similar a la. de un orgasmo, el más intenso que han vivido nunca". Teresa, madre de un niño que días atrás cumplió un año, recuerda el placer que sintió al dar a luz. "Pero no lo calificaría de orgasmo, señala por su parte.

"Cuando el análisis confirmó mi nuevo estado me temblaban las piernas. De pronto empezé a sentirme extraña y pasé dos o tres semanas que no era yo. Poco a poco, al hablar con otras chicas que atravasaban la misma circunstancia, me di cuenta de que no era un bicho raro. Pero las paranoias, algunas inimaginables para una persona normal, no dejan de aparecer. Sí que tengo miedo, mucho, al parto, pero confío en que todo marche bien", dice Luisa, una joven de'28 años a la que sólo faltan dos meses para dar a luz.

Las dos opciones, según Enguix, a las que se enfrentan las mujeres hoy en día consiste en ejercer de madre o de persona. "Se han visto obligadas a elegir entre ambos caminos", dice muy seguro. "En este panorama, la confusión sobre la maternidad es total". El desconocimiento que muestran las embarazadas conduce a que muchas preñadas no se enteren ni del nacimiento. "No hay porqué tener miedo", afirma con convicción.

En el centro médico de Enguix, las preñadas hablan entre ellas y asisten a los partos de las otras. Cuando van a dar a luz, eligen la forma. Una habitación con colores suaves en la que destaca una bañera, y en la que también figuran aparatos que controlan la normalidad en el proceso, se convierte en el paritorio. "Algunas mujeres quieren contar con su marido, otras con su madre", añade el ginecólogo. Sobre la posición, también ellas deciden: Desde permanecer en cuclillas a parir en el agua.

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