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Los misiles Lance desaparecen de la OTAN

Al renunciar a la fabricación de los misiles Lance de corto alcance -que debían reemplazar a partir de 1992 a los misiles análogos desplegados por Europa en los años setenta- Bush demuestra con un gesto concreto su voluntad de levantar acta de los cambios que han tenido lugar en el viejo continente estos últimos meses y de recompensar a Gorbachov. Sin embargo, es dudoso que el líder soviético considere eso como una victoria que le haga olvidar las innumerables dificultades que le acosan por todos los frentes.Este gesto es lo menos que se podía esperar, por una parte, a la vista de la amplitud de los acontecimientos políticos y militares que se han producido en la región, y por otra, porque de hecho responde menos a una demanda de los soviéticos que de la opinión pública de los principales países implicados, y sobre todo de Alemania Occidental.

Ésta ya tuvo reticencias al aceptar a principios de los años ochenta los Pershing y los misiles de crucero desplegados para hacer frente a las centenares de armas soviéticas de alcance medio que Bréznev había añadido a su arsenal. (...) Sólo Francia se obstina en su programa de construcción del misil tierra-tierra Hades, equivalente al Lance norteamericano que se acaba de sacrificar. El canciller Kohl, desde la última cumbre franco-alemana, no ha querido ver en ello ningún problema, pero la cuestión terminará por salir tarde o temprano

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