Nicotina
La nicotina es un veneno del tabaco y además es droga; lo dicen hombres de ciencia. No droga al estilo de los estupefacientes y alucinógenos, que afectan al hipotálamo, sino distinta, pues impregna determinadas células cerebrales. El doctor Mariano de la Cruz, psiquiatra barcelonés, lo explicaba bien, y si no era exactamente según queda dicho, por ahí se andará.La teoría no es propiamente del doctor Mariano de la Cruz, si bien le concede cierta verosimilitud. Consiste en que, al absorber la nicotina, esas células se encargan de combatirla y corregir lo que sea menester para que el fumador pueda ejercitar las funciones propias; del intelecto sin el menor problema.
El problema surge si el furnador deja radicalmente de fumar. Porque estando programadas las células aquellas para trabajar impregnadas de nicotina, al faltarles el incordiante alcaloide se desprograman y no saben por dónde tirar. El asunto es serio, mas no irremediable: las células volveran a programarse, naturalmente de manera distinta, al cabo de un tiempo incleterminado. Cuánto tiempo, depende de naturalezas e inteligencias, ya que humanos, nigual que vacunos, no hay dos iguales.
Muchos fumadores, cuanco dejan el tabaco, padecen sensaciones desagradables, que atribuyen al mono característico de los drogadictos con síndrome de abstinencia. Y no ocurre exactamente así: la angustia es consecuencia de la desprogramación de las células cerebralese, que dejan vacío el coco.
Se trata de una teoría, claro, pero algo de eso debe haber, por lo menos, en algunos casos. Pues; nadie ha plicado científicamente, hasta ahora, por que algunos fumadores, cuando dejan de fumar, anaternatizan a los que siguen fumando, combaten el tabaquismo con la fe de los catecúmenos, reconvienen violentamente al que vean fumar, si hay autoridad cerca además se chivan, se ponen hechos unos basiliscos y no hay quien les aguante. Como si se hubieran vuelto lilas de repente, vamos.
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