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LA INVESTIGACIÓN SOBRE EL PARTIDO POPULAR

Las cifras de Naseiro

El primer año de refundación del PP se saldó con una deuda de 1.600 millones de pesetas

La refundación del Partido Popular y los éxitos electorales alcanzados por José María Aznar y Manuel Fraga le han costado caros a esta formación política. El PP obtuvo créditos electorales por valor de 2.550 millones de pesetas durante el año pasado, -de los cuales sólo puede devolver 941,5 con cargo a las subvenciones que el Estado le adeuda por los votos y escaños conseguidos. Deja, por tanto, 1.608 millones sin la cobertura de los fondos públicos. Además, el PP cerró el ejercicio económico de 1989 con un déficit de funcionamiento de 206 millones, entendiendo por tal el presupuesto ordinario de un partido que, como los demás, paga alquileres, suministros, personal, encuestas, imagen y otros gastos.

Según la lacónica explicación facilitada por el PP, este desfase entre ingresos y gastos "se ha financiado mediante créditos bancarios y financiación de proveedores", es decir, con más préstamos y el aplazamiento de pagos pendientes.Estos datos proceden de un documento sobre la contabilidad del Partido Popular, que fue preparado por el propio tesorero del PP, Rosendo Naseiro, cuatro semanas antes de su inesperada detención. El documento, que fue realizado a petición de este periódico, no responde a muchos de los detalles solicitados por EL PMS -que se han intentado completar con gestiones posteriores-, pero sí refleja claramente que el Partido Popular gasta mucho más dinero del que oficialmente tiene.Cuatro fuentes conocidas

Según otras fuentes del PP, que piden expresamente el anonimato, este partido tiene cuatro fuentes conocidas de financiación: las subvenciones públicas entregadas por el Estado, los donativos que han efectuado ciertas compañías -se apunta al sector eléctrico- y la petición de dinero a empresarios y particulares, simpatizantes de la opción conservadora, unas veces a través de cartas -por el sistema mailing -otras por medio de cenas y otros actos públicos, en los que se solicita donativos a los asistentes. Este último método se aplicaba mucho en época de Manuel Fraga.

Ninguna de estas vías de financiación aparece reflejada en el documento remitido a EL PAÍS por Rosendo Naseiro, en el que todas las cifras de ingresos se atribuyen a las subvenciones públicas y a los préstamos bancarios recibidos, amén de pequeñas cantidades atribuidas genéricamente a "otros ingresos".

Con cargo a los ingresos previstos Para este año, el PP prevé 437 millones para amortización de créditos, una cifra muy inferior a la que debe. Y, además, en 1990 hay previstas otras dos campañas electorales -autonómicas de Andalucía y el País Vasco-, que normalmente generarán nuevas necesidades de endeudamiento.

Según el informe de Naseiro, el Partido Popular obtuvo un total de 2.550 millones de pesetas en préstamos bancarios para las elecciones generales, europeas y gallegas del año 1989. La gran mayoría de ese dinero fue pedida para la campaña europea, en que el cabeza de lista era Marcelino Oreja, y para la elección general, donde el líder era José María Aznar. La campaña gallega de Manuel Fraga se realizó con un exquisito equilibrio entre ingresos y gastos, hasta el punto de que sobraron 200.000 pesetas exactamente, siempre según la fuente antes identificada.

En el año anterior, que coincide con la etapa de gestión de Antonio Hernández Mancha, el Partido Popular -entonces llamadoAlianza Popular- tuvo un déficit de, 114 millones de pesetas, si bien faltan los datos de la campaña autonómica de Cataluña. Sobre 1987 no hay datos fiables: únicamente el que recoge el informe del Tribunal de Cuentas respecto a la contabilidad de ese año, según el cual AP tuvo un superávit de 360 millones en el segundo semestre. Sobre el primer semestre, en el que precisamente se registró una triple convocatoria electoral, el Tribunal de Cuentas cierra los ojos y tampoco hay dato alguno en el documento remitido por Naseiro a EL PAÍS.

Un miembro relevante del equipo de Antonio Hernández Mancha asegura que este último se hizo cargo de AP a principios de 1987, después de que Manuel Fraga hubiera comprometido las pestañas propias y ajenas en las elecciones legislativas de 1986, en las que se jugaba el todo por el todo. Cabe recordar que aquella campaña contó con una generosa financiación bancaria a la llamada Operación Roca.

En concreto -según la citada fuente del equipo de Hernández Mancha-, Fraga había solicitado un crédito de 1.861 millones para las elecciones de 1986, para lo cual comprometió el ciento por ciento de lo que recibiría de subvenciones estatales hasta junio de 1987. Según estas fuentes manchistas, los entonces responsables del Partido Demócrata Popular y del Partido Liberal, óscar Alzaga y José Antonio Segurado -entones aliados de Fraga-, no vieron bien que Fraga comprometiera también la parte de las ayudas estatales que ellos creían debían ser administradas por ellos mismos.

A ello se unía una deuda de 320 millones de pesetas que la Alianza Popular de Fraga legó a su sucesor referente a nóminas de varios meses, Seguridad Social, alquileres, electricidad, teléfono -que llegó a ser cortado por impago-, proveedores, y otros.

El drama económicoEl drama económico del equipo manchista es que tomó las riendas en febrero de 1987, pero hastajunio de ese año la totalidad de las subvenciones iban directamente de las arcas del Estado a la cámara acorazada de los bancos sin pasar por Génova, 13, sede del partido. De añadidura, los manchistas se encontraron con una maraña de flecos de deudas económicas de anteriores campañas, cuyo monto es estimado por antiguos dirigentes populares en unos 500 millones. Campaña autonómica al Parlamento vasco de 1986, autonómica gallega de 1985 y préstamos con entidades bancarias como la Cazar y la Caja de Ahorros de Plasencia, entre otras.

Los entonces responsables financieros de AP optaron por una drástica reducción de gastos y, una vez que las subvenciones quedaron liberadas de la deuda de Fraga, solicitaron nuevos créditos, que rondaron los 570 millones de pesetas para la campaña municipal, autonómica y europea de 1987. Asimismo, lograron otro crédito de 75 millones "para vivir". Los ex dirigentes manchistas afirman que tras su salida, en enero de 1989, el partido había prácticamente liquidado la deuda Fraga, pero aún quedaba la histórica, cifrada en tor no a 2.000 millones de pesetas.

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