Oubiña dice que desconocía la existencia de las armas encontradas en su dormitorio
Laureano Oubiña Piñeiro, considerado por la policía como uno de los capos del contrabando en Galicia, aseguró ayer, en el juicio que se sigue contra él por los presuntos delitos de agresión a la autoridad, contrabando y tenencia ilícita de armas, que desconocía "la existencia de un rifle y una escopeta" hallados por la Guardia Civil en su propio dormitorio. El fiscal pide seis años de prisión menor, mientras que su ahogado solicitó la absolución. El juicio quedó visto para sentencia.
Oubiña afirmó también que un visor nocturno de su propiedad, valorado en más de un millón de pesetas, -aparato utilizado por las lanchas de les contrabandistas para eludir la vigilancia costera- lo había adquirido en Portugal para vigilar "que no robasen uvas" en sus fincas.La vista oral del juicio contra Laureano Oubiña, de 42 años, al que los servicios antidroga norteamericanos han señalado como uno de los principales responsables del trráfico de hachís en Europa, se inició ayer en la Sala segunda de lo penal en Pontevedra en medio de un fuerte despliegue policial. Cerca de un centenar de mujeres pertenecientes a colectivos antidroga de la provincia se concentraron ante el juzgado e insultaron e intentaron agredir al acusado y a los miembros de las fuerzas de seguridad.
El primer proceso judicial de importancia contra Oubiña es resultado de una espectacular operación policial realizada el 6 de julio del pasado año en locales y empresas de su propiedad, en Vilagarcía de Arosa (Pontevedra). La policía sospecha que sus actividades servían de tapadera para el blanqueo de dinero.
En estos registros se incautaron diversos documentos, un rifle Winchester calibre 22 y un visor nocturno. Durante la operación policial Oubiña mantuvo un altercado con un agente de la Guardia Civil que entró en su domicilio, lo que provocó su detención y posterior ingreso en el penal de A Parda (Pontevedra).
Oubiña contestó durante 40 minutos con contundencia y estilo campechano a las preguntas de la fiscal y su abogado. El presunto capo negó que hubiese agredido al guardia civil, y al igual que su esposa, Esther Lago, y una empleada de hogar afirmó desconocer que en un armario de su dormitorio había un rifle y una escopeta. Las armas eran propiedad de un hermano suyo, quien declaró que las había dejado allí tres o cuatro días antes para llevarlas a la oficina encargada de prorrogar su licencia. Dos testigos declararon que durante el registro en su casa el presunto capo insultó a los guardias civiles y se abalanzó sobre uno de ellos, al que no pudo agredir por la intervención de su esposa. Sin embargo, el agente señaló que Oubiña le propinó un puñetazo. El abogado defensor, Francisco Velasco, hizo comparecer a cerca de 20 guardias civiles y varios empleados del supuesto contrabandista para demostrar que, durante el registro, Oubiña, su familia y los trabajadores fueron retenidos contra su voluntad y se les impidió requerir asistencia jurídica.
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