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La reforma tributaria en Chile elevará los impuestos a las empresas y subirá el IVA

El Parlamento chileno deberá decidir el destino de la reforma tributaria propuesta por el Gobierno de Patricio Aylwin, que incrementa los impuestos a las empresas, a las personas de altos ingresos y eleva el impuesto sobre el valor añadido (IVA). Los recursos que se recaudarán, cerca de 600 millones de dólares, el 2% del producto de Chile, se destinarán a vivienda, educación y salud y a mejorar infraestructuras.

La reforma propone cuatro cambios centrales. Primero, un impuesto del 10% a las utilidades devengadas de las empresas durante 1990, que se elevará al 15% entre 1991 y 1993, para volver al 10% en 1994, último año del Gobierno. Además, aumenta los impuestos a las personas con ingresos sobre un equivalente a 1.000 dólares mensuales. Termina con el sistema de tributación por renta presunta al transporte, minería y agricultura, excluyendo pequeñas y medianas empresas. Por último, eleva el IVA del 16 al 18%.La reforma no alcanza a compensar la mitad de las reducciones impositivas que el régimen militar impuso desde 1984. En promedio, la disminución de impuestos bajo la dictadura significó menores ingresos al fisco de 1.300 millones de dólares anuales, casi un 5% del producto nacional.

La reforma, al Igual que las modificaciones en estudio a la ley laboral para dar más poder a los sindicatos en las negociaciones con los empresarios, buscan favorecer una redistribución de la riqueza. Después de 16 años de régimen militar con el funcionamiento de la teoría del rebalse, llamada en Chile del chorreo -la cual supone que los beneficios del crecimiento llegan a través del mercado a los grupos de menores ingresos-, en este país, considerado uno de los más exitosos en materia económica en América Latina, la mitad de la población tiene ingresos bajo el nivel mínimo de subsistencia, según datos oficiales.

Desde la derecha, la principal resistencia a la reforma proviene de los grandes empresarios. La mayor patronal chilena, la Confederación de la Producción y el Comercio, un organismo que apoyó al régimen militar, sosotuvo que el aumento de impuestos afectará a la inversión, en algún grado al crecimiento y al "progreso en el empleo y las remuneraciones". Los empresarios pidieron el aporte de todos los sectores del país para la tarea redistributiva y como alternativa al aumento de impuestos plantearon una mejor fiscalización sobre la evasión tributarla y la privatización de empresas públicas.

Oposición

En la izquierda, los socialistas criticaron la negociación, que no tuvo un sólido acuerdo previo entre los partidos que integran el Gobierno, y el aumento en dos puntos de IVA, que es regresivo. Pese a esta objeción, los socialistas anticiparon que apoyarán en el Congreso la reforma.El respaldo de la derecha, al que se sumaron los senadores designados por el anterior régimen, y de los parlamentarios de este Gobierno deja prácticamente asegurada la aprobación de la reforma, con la solitaria oposición de la Unión Demócrata Independiente, el partido más cercano al general Pinochet.

Desde fuera del Gobierno, los comunistas rechazan también el incremento del impuesto sobre el valor añadido y la moderación de la reforma. El democristiano, Manuel Bustos, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor organización sindical del país, rechazó el alza del IVA "porque significa que seremos los trabajadores y todos los consumidores quienes cargaremos el costo de esta medida".

El debate se ha centrado más en la forma de cómo subir impuestos, que en la necesidad de su aumento, con la excepción de los empresarios.

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