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Nace en París el banco internacional de ayuda a la reconstrucción de la Europa del Este

La reconstrucción económica de los países de Europa del Este que han emprendido el camino hacia la democracia política y la economía de mercado dispone desde anoche de un gran instrumento internacional de financiación. Reunidas en París por tercera vez en lo que va de año, las delegaciones de los 42 países asociados al proyecto del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) llegaron ayer a un acuerdo definitivo sobre la nueva entidad.

Jacques Attali, consejero especial del presidente francés François Mitterrand, anunció la "fumata blanca" en una rueda de Prensa celebrada en París, dónde los expertos de los 42 países habían trabajado. "El BERD ha nacido" dijo Attali. "Todas las delegaciones han aprobado sus estatutos y, a excepción de la sede de la entidad, todas las dificultades para su puesta en marcha han sido superadas".El próximo 30 de mayo, precisó Attali, representaciones de alto nivel de los países e instituciones internacionales asociadas al BERD firmarán el acta de nacimiento aprobada ayer. El BERD, contará con un capital de 10.000 millones de ECU, de los que Estados Unidos, con una participación del 10%, será el principal accionista individual. No obstante, los países miembros de la Comunidad Europea dispondrán en su conjunto del control de la nueva entidad.

Los países e instituciones accionistas del BERD aportarán sus contribuciones en ECU, dólares o yen, sobre la base de una paridad fija entre el ECU y las otras dos monedas. El acuerdo alcanzado ayer en este punto satisface a Estados Unidos, que no estaba dispuesto a renunciar al dólar como base de su contribución. Los norteamericanos obtienen también el establecimiento de un "periodo de prueba" antes de que la URSS pueda beneficiarse por entero de los créditos del BERD.

Iniciativa de Mitterrand

La originalidad de la nueva entidad radica en que agrupa a Estados Unidos, Japón, Canadá, los doce miembros de la Comunidad Europea y otros países occidentales, y también a la URSS y sus antiguos "satélites" en Europa del Este.

Los expertos se habían dado cita en la capital francesa con el firme propósito de ultimar los detalles que restaban para el alumbramiento de esta iniciativa personal de Mitterrand. A finales del pasado año, tras la caída del "telón de acero", el presidente francés propuso la idea de constituir una entidad internacional destinada a financiar la evolución de los antiguos países socialistas hacia la economía de mercado. La CE hizo suya de inmediato la propuesta.

El pasado sábado, los ministros de Economía y los gobernadores de los bancos centrales de los grandes siete países industrializados, el grupo llamado G-7, calificaron en París las reformas económicas en la Europa del Este de "las más importantes desde hace varias décadas". Estados Unidos, Japón, RFA, Francia, Inglaterra, Canadá e Italia estuvieron de acuerdo en la necesidad de estimular ese proceso con "una asistencia bilateral y multilateral", en particular, con "ayudas tendentes a levantar los obstáculos a los movimientos de capitales privados" y con "información y asesoramiento".

Tras el acuerdo sobre el capital y, en particular, sobre las monedas en que podrán ser aportadas las contribuciones de los socios, en París sólo quedaban ayer tres grandes problemas pendientes: el trato reservado a la URS S, la localización de la sede de la entidad y la elección de su primer presidente

Respecto a la URSS, existía un acuerdo general para establecer un período transitorio antes de que ese país pueda beneficiarse del BERD. Ese periodo durará entre 3 y 5 años y su abolición necesitará del acuerdo del 85% del capital. En la gestación del BERD, Estados Unidos ha sido el socio más reticente. Nicholas Brady, secretario del Tesoro norteamericano, afirmó en París: "Hay que estar muy atentos a que los préstamos del BERD a la URSS no imposibiliten ayudar a los países del Este más pequeños".

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