Una encrucijada de tensiones internas
Tras un aborto suele haber una mujer incapaz de disociar maternidad de sexualidad, según una experta
Marie Thérèse Aussilloux, psicóloga francesa especializada en las consecuencias psíquicas del aborto, indica que, aunque no existe un perfil para definir a las mujeres que deciden abortar, hay una clara coincidencia entre muchas de ellas: "La incapacidad, consciente o inconsciente, de disociar los conceptos maternidad y sexualidad". Describe el momento en que la mujer decide interrumpir su embarazo como "una encrucijada de tensiones en la que confluye un amplio espectro de emociones muy fuertes y no comparables a las vividas en otras circunstancias".
Aussilloux, psicóloga clínica y miembro del equipo de psicólogos del primer centro público francés que practicó abortos después de su legalización, en 1975, el Centre d'Orthogénie de Bionne, en Montpellier, sostiene que la incapacidad de algunas mujeres para desvincular la sexualidad de la maternidad origina un alto porcentaje de abortos. Justifica su teoría con datos relativos al número de mujeres que se quedan encinta y posteriormente abortan, siendo conocedoras y habituales consumidoras de productos anticonceptivos.Según un estudio efectuado por el equipo de psicología clínica de Bionne durante seis meses sobre una base de 233 mujeres, un 87,12% de las mismas utilizaban métodos anticonceptivos antes de quedarse embarazadas.
"Muchas mujeres, consciente o inconscientemente, necesitan demostrarse que son capaces de concebir, pero no quieren acarrear con la responsabilidad de tener un hijo", asegura la psicóloga francesa. Estas mujeres no son consideradas inmaduras o inestables por Aussilloux, que entiende que "en ellas actúan mecanismos mentales inexplicables y muy complejos que motivan esta actuación".
Escuchar a la mujer
El trabajo de Marie Thérèse Aussilloux, que participó recientemente en Barcelona en una mesa redonda sobre los aspectos psicológicos del aborto, organizada por el Colegio de Psicólogos de Cataluña, consiste, según describe ella misma, "en escuchar a la mujer que acude al centro sanitario con el objetivo de abortar y procurar que reflexione sobre su decisión". Los psicólogos de Bionne atienden a sus pacientes desde el mismo día en que éstas solicitan la intervención hasta una semana antes de la misma. Inmediatamente después de la operación vuelven a mantener con ellas otra entrevista.El momento más duro durante este proceso, que la psicóloga compara a "una encrucijada de tensiones internas", es el que sigue a la intervención, "cuando la mujer acaba de vivir en su cuerpo algo muy difícil y doloroso; pero no físicamente, sino en su cabeza", asegura. A lo largo de 15 años de experiencia, la psicóloga cuenta haber presenciado reacciones posoperatorias de todo tipo.
"Hay mujeres", cuenta, "que exteriorizan sus sentimientos sollozando y llorando; algunas de ellas sufren dolores somáticos y otras padecen sensación de vacío y están como ausentes".
Piden ver el feto
Marie Thérèse Aussilloux añade que una buena parte de ellas preguntan por el feto y quieren saber qué se va a hacer con él e incluso piden verlo. "Necesitan visualizar algo que hasta ese momento sólo ha estado en su imaginación". Para la terapeuta no existen características comunes a todas las mujeres que abortan. "No es cierto, como se ha dicho a menudo, que las muy jóvenes aborten más que las adultas", subraya.De acuerdo con el estudio llevado a cabo por los psicólogos clínicos de Bionne, el mayor número de interrupciones de embarazo se produce en mujeres de 20 a 32 años (57,49%). En esta edad, la mujer suele estar al final de su vida estudiantil o al principio de la profesional, indica Aussilloux, y, consecuentemente, "es aún inestable personal y afectivamente".
Estrato social
Tampoco es significativa la clase social a la que pertenecen las mujeres que deciden interrumpir su embarazo. De acuerdo con la muestra, un tercio de ellas pertenece a estratos de población poco favorecidos y los otros dos corresponden a mujeres de clase media y alta.Respecto a los motivos por los cuales las mujeres deciden interrumpir su embarazo, los sociales van en cabeza (61,37%), y entre estos, el caso de parejas no casadas que quieren estabilizar su situación antes de tener hijos ocupa el lugar más destacado.
Las motivaciones familiares, con un 36,48%, van en segundo lugar y suelen estar relacionadas con la existencia de otros hijos anteriores -un 27% de las mujeres encuestadas son reincidentes en abortar-, y los económicos (32,19%), en tercero, según el estudio sociológico de los psicólogos franceses.
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