Un severo programa de ajuste para una economía en crisis
Con el conjunto de medidas económicas con que el nuevo presidente de Brasil, Fernando Collor de Mello, ha sorprendido y dejado perplejos a todos los estamentos y sectores de la sociedad brasileña, el pasado día 16 de marzo, se inicia una nueva etapa en la que se pretende romper con los esquemas que durante los últimos años han conformado la estructura y el funcionamiento de la economía brasileña en términos de proteccionismo, autarquía e intervencionismo para dar paso a un nuevo contexto caracterizado por el liberalismo, el libre juego de mercado y la competencia como marco de actuación de lo que será su futuro desarrollo y crecimiento.Intervención del Estado
Se trata, pues, de un cambio cualitativo y casi radical en la solución de los problemas económicos y en la superación de la grave crisis que atraviesa el país en la medida en que se pretende romper con la intervención del Estado en la economía, la reserva del mercado interno a la industria nacional y los recelos que tradicionalmente han existido en los diferentes agentes económicos sobre el papel de las inversiones externas y el capital extranjero en el proceso de desarrollo del país.
Partiendo de la más grave y profunda crisis económica y social de las últimas décadas, por primera vez, y tras los cuatro años de transición democrática, ,durante los cuales se han aplicado cuatro choques que han ido empeorando cada vez más la situación interna, en ocasiones por la propia incoherencia de los programas adoptados (Plan Cruzado en 1986) y a veces por la insuficiencia y carácter limitado de las medidas aplicadas (Plano Bresser en 1987 y Plano Verâo en 1989), se ha diseñado un riguroso y nuevo programa de ajuste que, a pesar del sacrificio que está imponiendo a la totalidad de la población, está siendo aceptado por la mayoría de los brasileños ante la convicción de que sólo mediante dolorosas medidas podrá superarse la crisis que padecen.
El momento resulta adecuado, puesto que sólo con el respaldo de la población y la asunción por parte de todo el espectro político de las medidas aplicadas podrá ser implantado un programa de tales envergaduras que ha retirado de circulación más de 100.000 millones de dólares con las estrictas y severas medidas de carácter monetario que han sido contempladas.
Con una inflación mensual superior al 70%, al borde de la hiperinflación, una economía básicamente especulativa como consecuencia de los altos tipos de interés, superiores al 120% al mes, practicados por las autoridades económicas para financiar el déficit público, una distribución regresiva de la renta desde los sectores más necesitados a los sectores más privilegiados de la sociedad y un sistema productivo cada vez más obsoleto y no competitivo, en el que la moneda había dejado de representar el papel transaccional que le corresponde, la solución de la crisis pasaba necesariamente por un profundo, severo y amplio programa de ajuste y reforma en los términos en que ha sido promulgado.
Los esquemas sobre los que se ha querido sustentar en los últimos años el funcionamiento de la economía brasileña han resultado Ineficaces y se necesitaba de un punto y aparte para romper con el pasado y apostar por la modernidad y la libre competencia para definir el nuevo modelo de crecimiento.
Con el Plan Brasil Novo, término con el que se ha querido significar la nueva etapa que se inicia, se aplica por primera vez un plan ambicioso de ajuste de la economía y de lucha contra la inflación cuyo principal mérito y credibilidad reside no sólo en la dureza, profundidad y acierto con que han sido diseñadas las diferentes políticas de actuación a corto plazo, y que a modo de analgésico provocarán una caída inmediata de la inflación en los próximos meses, sino en las medidas de saneamiento y reforma que en un horizonte más lejano habrán de sentar las bases de una economía más moderna, eficaz y competitiva.
Déficit público
Por lo que se refiere a la política de ajuste, la reducción del déficit público, a través de medidas de carácter fiscal y reducción de los gastos públicos, así como una reforma profunda de la Administración y de carácter patrimonial, contienen en esta ocasión todos los ingredientes para pensar que el objetivo será conseguido y que las nuevas negociaciones con los acreedores internacionales y agencias multinacionales de financiación discurrirán por unos cauces de mayor armonía y entendimiento.
Lo mismo cabe decir de la política monetaria, ya que la cantidad de liquidez que se ha retirado del sistema ha sido tal que ha dejado prácticamente paralizado al. país por no disponerse de medios de pago para realizar las transacciones, siendo aquí donde reside el éxito principal de las medidas en tanto no ha existido prácticamente moneda disponible en los primeros días de aplicación, y el 80% de los recursos monetarios ha sido congelado en el Banco Central para ser devuelto dentro de 18 meses con corrección monetaria y tipo de interés anual del 6%, lo que sin duda se ha traducido en una paralización casi total del consumo que explica la caída drástica y brutal que se producirá en la inflación a partir de abril.
Punto crucial
Es evidente que la extremadamente dura política monetaria restrictiva que se ha adoptado constituye el punto crucial del plan, no sólo por los efectos inmediatos que se producirán en términos de inflación, sino porque de su control y administración va a depender en buena parte el éxito del programa, en la medida en que una rigidez excesiva puede suponer la paralización casi total de la economía, en tanto una inyección excesiva de recursos monetarios en los próximos meses para impedir la recesión o los conflictos sociales puede asimismo dar al traste con el programa.
Una política a corto plazo, fundamentada por medidas de carácter fiscal de profundo alcance y reducción drástica del gasto público, junto a una política monetaria que ha reducido la liquidez a niveles jamás conocidos en programas de similar naturaleza aplicados en otros países y una política de rentas que pretende acabar con la inflación inercial e indiciada de la economía, constituye el punto de arranque de otra serie de actuaciones de carácter, estructural que tienen como cometido producir un cambio radical en los esquemas que han conformado hasta ahora el funcionamiento del país.
La flexibilización del tipo de cambio, la liberalización de las importaciones, la reforma administrativa y el saneamiento y modernización del sector público, junto a su privatización, constituyen el telón de fondo que completa el paquete de medidas.
Si bien se trata del programa más severo y de mayor alcance que se ha aplicado en el país y en otros del entorno para superar la más grave crisis que ha atravesado la economía brasileña, los obstáculos tampoco serán pequeños, siendo la política monetaria el aspecto más significativo del éxito o fracaso del programa por lo que se refiere a su evolución y control a lo largo de su ejecución, así como por las implicaciones fuertemente recesivas que habrán de producirse.
es consejero económico y comercial de la Embajada de España en Brasil.
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