Jaime Ojeda: "Voy a Washington a superar resentimientos"
El nuevo embajador en EE UU es amigo personal del presidente Bush
El modelo de participación de España en la OTAN, formalmente fuera de la estructura militar integrada, responde tanto "al programa electoral del PSOE como a las ventajas que pedían los aliados", afirma Jaime Ojeda, representante español ante la Alianza Atlántica en los últimos siete años y nuevo embajador en Washington.
Hijo de diplomático, nacido en Roma y educado "un poco en todo el mundo", Jaime Ojeda se va de embajador a Washington con la idea de cerrar su carrera en el lugar que fue su primer destino en el exterior. A los 56 años cuenta con la valiosa experiencia de haber negociado la fórmula de participación especial de España en la OTAN.A Estados Unidos acude con la ventaja de doble Filo de su amistad con el presidente George Bush. Ambos coincidieron a mediados de los setenta en Pekín. "Me carteo con él", dice, pero niega que eso pueda facilitar su labor. "Nuestra amistad es fruto de la relación entre colegas que vivíamos en una especie de gueto".
Pregunta. ¿Cuál es su misión en Washington?
Respuesta. Después de la firma del nuevo tratado con Estados Unidos, a lo que voy es a superar cuantos resentimientos puedan quedar de una situación que fue desagradable para ambas partes pero necesaria.
P. ¿La aplicación del acuerdo provocará nuevos problemas?
R. Tiene todavía que ser desarrollado en muchos campos, aunque no es momento ahora de entrar en ello. Y en cuanto al Ala 401 de Torrejón, ha quedado claro que es absolutamente indispensable para la seguridad del flanco sur, porque se trata de aviones de doble capacidad y que pueden ir en otras direcciones. Estamos convencidos de que el ala se trasladará a la base italiana de Crotone.
P. ¿La actitud estadounidense ha cambiado?
R. Los norteamericanos han comprendido que se trata de establecer una relación bilateral lo más estrecha posible en un momento en que todo cambia en Europa, pero también en América, no olvidemos los países centroamericanos. Mi papel y el de todos los embajadores europeos es hacerles comprender que forman con Europa una comunidad de intereses políticos, económicos y militares.
P. ¿La fórmula peculiar española que tanto costó negociar ofrece ventajas?
R. La primera es que en 1982 se demostró que la integración no era posible. La estructura militar de la OTAN es demasiado rígida, y los intereses de los países concernidos, demasiado inflexibles. Muchos se oponían a nuestra integración y voy a dar algunos ejemplos. Grecia interpuso una reserva que exigía no reorganizar los mandos en el Mediterráneo. Turquía pidió lo contrario. Y estaba Gibraltar: ¿cómo íbamos a ingresar en la estructura militar integrada con un mando aliado en el Peñón? Este problema no tenía solución.
P. ¿La principal queja de los aliados es que no se le puede dar directamente una orden a un militar español?
R. Así es. Y además el Gobierno se reserva enteramente la puesta en práctica de los acuerdos de coordinación de fuerzas.
P. Hablaba de resolver todos los problemas, y el de Gibraltar no está nada claro.
R. Está pendiente del acuerdo de coordinación en el Estrecho. Los británicos aceptan que España tengan un papel predominante en el control del Estrecho y que la contribución militar española no tenga ninguna relación con el mando aliado en el Peñón. Es decir, la contribución española a la estrategia del Estrecho se hará independientemente de esa estructura.
Retrasos
P. Pero los acuerdos de coordinación que concretarán las misiones defensivas de España van con mucho retraso.R. Nos hemos encontrado con unas situaciones que no habíamos previsto. Sin embargo, para los textos de la contribución española en el Atlántico oriental y de defensa aérea existe ya un borrador definitivo y su aprobación formal sólo está pendiente de que no surjan problemas en las consultas país por país. Creo que antes del verano estarán también listos los acuerdos del Mediterráneo occidental y de defensa del territorio español.
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