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3.000 personas se solidarizan con los mendigos y viven como ellos durante tres días en Madrid

Ayer, casi 1.500 mendigos, ante el Ministerio de Asuntos Sociales, no pidieron limosna, sino viviendas para los okupas, trabajo para salir de la drogadicción, libertad para los objetores de conciencia, empleo juvenil y respeto a los derechos humanos. "No estamos solos. Faltan los pobres", coreaban los manifestantes. Y era cierto. A las jornadas 1992: 500 años de mendicidad no asisten mendigos en su sentido literal, aunque las 3.000 personas que participarán se solidarizarán durante tres días con los más marginados, vendiendo pañuelos en los semáforos, comiendo en los parques y durmiendo en los pasos subterráneos.

Okupas, minusválidos, ex drogadictos, objetores de conciencia o enfermos de SIDA fueron convocados ayer a protestar por la política social que se sigue en España. Sin embargo, la mayor parte de quienes ayer se manifestaron ante el Ministerio de Asuntos Sociales eran seminaristas, religiosas, madres contra la droga y, sobre todo, miembros de colectivos dedicados a atender a grupos marginados. "El mendigo más mendigo parece que ha dicho: olvidaros de mí", reconocía Enrique de Castro, de la Coordinadora de Barrios contra la Droga. "Hemos querido rescatar la palabra mendigo y no utilizar la de marginado porque hiere más a las conciencias", afirmaba De Castro. "Hasta un político o un banquero pueden decir que están marginados, pero nunca que son mendigos".

"Vamos a vivir como mendigos", aseguraba una joven pamplonica, miembro de Salaketa, organización de apoyo a los presos, y de un grupo que atiende a madres solteras, parados y toxicómanos. "Las jornadas son una muestra de solidaridad con el mendigo, que es el más marginado. Servirán para denunciar a los poderes públicos por no realizar una política social adecuada", decía esta portavoz del grupo de 60 personas venidas de Navarra."Vamos a vender pañuelos de papel en 200 semáforos, a dormir en los jardines públicos y en los pasos subterráneos y a realizar cadenas humanas", decía Javier García, miembro de la Coordinadora de Marginados de Málaga.

Protesta en Moratalaz

Según los organizadores, los grupos procedentes de toda España sumarán unas 1.200 personas, que se han costeado de su bolsillo el billete de tren o su parte en el alquiler de un autocar. Algunos sólo traen una mochila con lo justo. Unas 2.000 personas de Madrid cambiarán estos días su cama por un saco de dormir.

Los manifestantes, que ayer se limitaron a dar vueltas en tomo al ministerio sin cortar el tráfico, a exhibir numerosas pancartas, a silbar y a corear consignas contra la droga, el paro y las medidas policiales, se dirigieron después a los jardines del museo de Ciencias Naturales para comer. Por la tarde se concentraron en Moratalaz ante el Centro de Internamiento de Extranjeros, que rodearon mediante una cadena humana. Allí lanzaron gritos contra la ley de Extranjería y las expulsiones de expatriados. Finalmente, leyeron un comunicado en el que pedían la apertura de fronteras hacia el Tercer Mundo y la desaparición de la cárcel de Moratalaz. Luego se fueron a buscar un cobijo para pasar la fría noche de marzo.

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Matilde Fernández, ministra de Asuntos Sociales, aseguró ayer que la utilización de los mendigos por parte de estos colectivos "es muy criticable y contribuye poco al desarrollo de la democracia", informa Servimedia.

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