El médico muerto intentó acogerse a la objeción de conciencia
J. O.José Ramón Muñoz Fernández, el médico asesinado el martes en Zaragoza por los GRAPO, comunicó el 30 de enero al juez, junto con el doctor José Luis Casado, su deseo de acogerse a la objeción de conciencia al no poder atender a los dos miembros del GRAPO ingresados en el hospital Miguel Servet como la situación lo requería, ya que no podían alimentarlos, por decisión judicial, en contra de su voluntad hasta que no perdieran la consciencia. El juez desestimó el derecho a la objeción y el 15 de febrero la Audiencia de Zaragoza autorizó la alimentación forzosa de Sánchez Corrales y Cela Seoane.
El médico asesinado nació en 1939 en Logroño, estaba casado y tenía tres hijos. Toda su vida estuvo dedicada a la práctica de la medicina y a la docencia. Fue un alumno en la Facultad de Medicina de Zaragoza, según han recordado sus compañeros. En 1968 entró a trabajar en el hospital Miguel Servet.
Desde el pasado 1 de enero hasta el 13 de marzo atendió en el hospital a los grapo Olegario Sánchez Corrales y Francisco José Cela Seoane, que al declararse en huelga de hambre fueron trasladados al centro médico desde la prisión de Daroca (Zaragoza).
Los familiares de los dos grapo han reconocido "el buen trato" que los dos presos recibieron durante su estancia en el hospital. El 13 de este mes, tras recibir el alta médica, Sánchez Corrales y Cela Seoane abandonaron por su propio pie el hospital y fueron conducidos a la prisión provincial de Zaragoza. Muñoz Fernández no disponía de ningún tipo de protección pese a que, igual que el resto de médicos que trató con enfermos del GRAPO, había sido alertado de que podía objeto de algún tipo de atentado. Fuentes próximas a la víctima han señalado que en todo momento se mostró tranquilo y sin ningún tipo de temor, y que estaba satisfecho de cómo se resolvió al final el caso de los GRAPO.
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