Joan Guinjoan y Manuel Castillo, premios Nacionales de Musica
Ana Laguna obtiene el galardón de Danza
El compositor y pianista Manuel Castillo (Sevilla, 1930) y el compositor Joan Guirijoan (Ruidoms, Tarragona, 1931) han sido galardonados con los Premios Nacionales de Música 1989, anunciados ayer por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, del Ministerio de Cultura. A la bailarina Ana Laguna (Zaragoza, 1965) le correspondió el galardón en el apartado de Danza. Los premios están dotados con 2,5 millones de pesetas cada uno.La generación musical de los cincuenta continúa en primer plano con la concesión de estos premios a dos de sus representantes más significativos: Manuel Castillo y Joan Guinjoan. Si entre la obra de uno y otro existen notables diferencias estilísticas, ambas aparecen unidas por algunos rasgos: afán universalista con olvido del nacionalismo convencional, larga dedicación al magisterio y, sobre todo, veracidad. Castillo y Guinjoan nunca simulan ni se dejan conducir: hablan por sí mismos.
Por su origen sevillano, hubo un momento, al comienzo de su carrera, en el que se intentó relacionar la música de Castillo con la de su paisano y antecesor Joaquín Turina. Si estudiamos las cosas, con alguna seriedad no hay modo de mantener tal ligazón. Turina fue el más grande músico sevillanista de nuestra historia; Castillo, cuando trata asuntos de su tierra, se manifiesta generalmente andaluz, bien sea para cantar unos villancicos populares, para musicalizar los poemas de Nlanuel Machado y, sobre todo, para prestar atención a la lírica de Federico García Lorca en todas sus significaciones. La Suite de los espejos, para flautas y vibráfono, de 1987, resume quizá la visión que tiene el músico del poeta granadino, apuradamente sintética y fuertemente expresiva. Otra página mágica de Castillo ligada a la España meridional alcanza también extraordinario atractivo: las Glosas del círculo mágico, en homenaje a Manuel de Falla. El año 1959 Castillo obtuvo por primera vez un primer premio nacional por su Preludio, díferencias y tocata sobre un tema de Albéniz.
Joan Guinjoan ha sido y e uno de los más efectivos incurso res de la música contemporánea en Barcelona. En sus clases, al frente de su célebre conjunto Diábolus in Música, a través de sus composiciones y sus escritos, el papel de Guinjoan quedará en la historia de la música catalana como capítulo principalísimo.
La sustancia musical del compositor tantas veces galardonado es muy plural y va desde la dehciosa ironía de El Diari a la dramaturgia de sus paginas para la escena o de sus cantatas, en las que tanto se sirve de un texto de Salvador Espriú como de Marco Aurelio. Con frecuencia siente la necesidad de otear mundos desconocidos, y así puede trazar su ballet sobre el quinto continente o internarse por los secretos estructurales del cante ondo. En sus partituras más recientes -Fantasía para violín y orquesta (1986), Música para fagot y siete (1987)- aparecen fundidos y esclarecidos los datos fundamentales de la personalidad de Guinjoan: su fuerte tendencia organizativa y su irreprimible comunicatividad expresionista.
[Ana Laguna ha obtenido éxito internacional como bailarina con la compañía sueca de ballet contemporáneo Cullberg Ballet. Discípula de María de Avila, ha participado en trabajos de Maurice Béjart y Mats Ek, y bailado junto a Rudolf Nureyev].
Babelia
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