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Gíl convierte la Audiencia en un espectáculo

El juicio por la querella presentada por el presidente y el gerente del Real Madrid, Ramón Mendoza y Manuel Fernández Trigo, respectivamente, contra el presidente del Atlético de Madrid, Jesús Gil, por injurias y calumnias quedó ayer visto para sentencia en la Sala Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid. La vista judicial resultó un espectáculo, con Gil como estrella destacada, en el que los ribetes jurídicos quedaron en segundo plano. Mendoza declaró como testigo a petición de los abogados defensores del presidente del Atlético.

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La expectación despertada por el juicio obligó a que cinco miembros de la Guardia Civil controlaran el acceso y el orden en la sala. Lo primero que dijo la juez titular. de la sala, María Luisa Aparicio, fue pedir silencio, y, a los fotógrafos, que no acosasen a Gil, el primero en prestar declaración. "Me váis a descentrar", explicó el presidente del Atlético. La juez y la fiscal llamaron la atención a Gil en 18 ocasiones para pedirle que se comportara de forma correcta.Jesús Gil respondía a la acusación de haber declarado el pasado 2 de febrero, a varios medios de información, que Mendoza fue el inductor e instigador del robo cometido en su finca de Valdeolivas, en las proximidades de Arenas de San Pedro (Ávila), así como que Fernández Trigo era el lugarteniente del presidente madridista. Gil rechazó en todo momento que sus palabras hubiesen sido acusaciones directas a Mendoza y a Fernández Trigo.

Mendoza, testigo

Gonzalo Rodríguez Morullo, catedrático de Derecho Penal de la Universidad Complutense, defendió la querella presentada por los dirigentes del Madrid. El abogado de Gil, José Luis Sierra, enfocó su defensa en insistir en que los medios informativos incluyeron titulares que no se correspondían con las declaraciones realizadas realmente por el presidente atlético.

Los periodistas de As, Diario 16 y ABC Pablo Méndez, Carmelo Ruiz y Juan Manuel Cuéllar, aseguraron que hablaron con Gil y que en sus declaraciones señaló a Mendoza como instigador del robo de Valdeolivas. Mendoza, por su parte, declaró sentirse injuriado por las manifestaciones de Gil. El presidente del Real Madrid se negó a contestar al abogado José Luis Sierra cuando éste le preguntó por qué se sentía ofendido por comparar su actuación con la de la KGB (la policía secreta de la URSS).

La fiscal María Victoria Cáceres mantuvo su petición de seis meses y un día de arresto menor para Jesús Gil, y de una multa de 100.000 pesetas por el delito de calumnia, y de 60.000 pesetas, por el de injurias. Los abogados de los dirigentes del Madrid, por su parte, pidieron dos años de destierro y 200.000 pesetas por injurias, y dos años de prisión menor y 200.000 pesetas de multa por calumnias. La defensa solicitó la libre absolución con todos los pronunciamientos favorables. El juicio quedó visto para sentencia ' que se conocerá aproximadamente en unos 15 días.

Ramón Mendoza, después de prestar declaración, manifestó: "Mi presencia no era reconfortante, pero sí obligada". El presidente del Madrid añadió que no había sentido ninguna sensación especial al estar cerca de Gil, pero lamentó "la existencia de incontinencias verbales".

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