Un día en el juzgado
La llegada del presidente del Atlético de Madrid, Jesús Gil, a la Audiencia Provincial fue espectacular. Rodeado de Fotógrafos, periodistas y del público habitual de los juzgados, el presidente atlético repartió insignias del club a todos los que le acercaban una mano. "Nos vamos a entretener", repetía una y otra vez Gil mientras entregaba las insignias.Antes de entrar en la sala donde se desarrolló el juicio, Gil se explayó en algunos de sus razonamientos: "A una prostituta, aunque la sorprendas infraganti, no se le puede llamar puta". "Voy de caza mayor, porque voy a crear el mayor coto de España. A partir de ahora, voy a seleccionar los cuernos para m¡ coto". "La victoria tiene mil padres, y la derrota ninguno". "Le ofrecí un pacto al Real Madrid hace 15 días ante los miembros de la Liga Profesional para evitar más enfrentamientos, con la condición de que los dos clubes se trataran de tú a tú, no hubiera interferencias en los fichajes, y el Atlético dejara de ser el bidé".
El juicio comenzó con este diálogo entre la juez y Jesús Gil:
- ¿Se considera culpable de alguno de los delitos que se le Imputan?
- En absoluto, y no solamente vamos a intentar probar que no se ajusta a la realidad...
- Es suficiente con que me diga si se considera culpable o no para poder iniciar el juicio.
- No, no me considero culpable de nada.
El presidente del Atlético fue advertido en numerosas ocasiones para que se ciñera en sus respuestas a las preguntas de la fiscal. En un momento dado, la juez le insistió: "¿No quiere contestar a lo que le pregunta la fiscal?" "¿Quiere que le diga la verdad?", dijo Gil. "Pues no. ¿Tengo que decir lo que ella quiera?" A otra pregunta de la fiscal, Gil replicó: "Los periódicos toman lo que quieren de mis declaraciones, porque, señora, Gil vende". La juez intervino ante la protesta de la fiscal: "Su manera de responder es una chanza. Le recuerdo que el tratamiento que debe darle es el de señoría. Si sigue así, no me quedará más remedio que echarle de la sala". "Señora, perdón", dijo el presidente rojiblanco, mientras sus abogados le repetían: "Tranquilo, tranquilo...".
En su turno exculpatorio, Jesús Gil dijo: "En mi vida he sentido tanta impotencia. Me pueden condenar a lo que quieran. Me voy con muy mal sabor".
Gil se despidió muy educadamente de la juez, que le dijo: "¡Huy, lo que habla usted!". "Es igual, porque estos [señalando a los periodistas] son todos unos babosos y luego ponen lo que les da la gana", le contestó Gil. La juez no quiso responder cuando se le preguntó si había presidido en alguna otra ocasión un juicio tan peculiar como el de ayer.
Fuera de la sala, Gil explicó a la Prensa: "Me voy a exiliar en Argentina. A Mendoza le sentó muy mal que yo le imputara que financiaba a los ultrasur y por eso ha montado todo esto. Ha quedado claro que no hay base para condenarme".
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