La 'justicia' de Sadam Husein
El tribunal iraquí utilizó como 'testigo de cargo' contra Bazoft un artículo de éste en The Observer'
El juicio en Irak que condenó a muerte por espionaje al periodista iraní residente en el Reino Unido Farzad Bazoft (ahorcado el pasado jueves) y a elevadas penas de prisión a la enfermera británica Daphne Parish y a un iraquí duró cinco horas. El tribunal revolucionario se reunió el pasado 8 de marzo, contaba con tres jueces, dos de ellos militares, y un presidente civil del jurado, quien impidió a Bazoft desdecirse de su confesión o explicar en qué condiciones fue obtenida. El abogado del informador pudo ver detalles de la causa contra su cliente sólo unas horas antes del juicio.
El abogado de Parish tuvo una semana para estudiar las acusaciones contra su cliente. Esencialmente, la causa contra Bazoft se apoyaba en su presunta "confesión", un esquema mostrando la ubicación del complejo militar de Al Qa`qa y fotografías de un cartel en el que reza una leyenda de "área prohibida", de un montón de basura y de una escuela.La semana pasada el embajador del régimen de Sadam Huseín en Londres mostró la hasta entonces desconocida confesión del periodista, convencido de que ese testimonio podía mitigar el efecto adverso del asesinato de Farzad. Pese a la clara inconveniencia de utilizar confesiones voluntarias como evidencias de culpabilidad, aun en países como el Reino Unido, en el caso de Bazoft este hecho se hace aún más arbitrario por el contenido de la presunta confesión.Elemento 'clave'Entre los elementos clave que afectaban a la seguridad iraquí que Bazoft Admite haber hecho llegar a un contacto del espionaje británico, que es bautizado en su confesión como Michael, figura un informe desde el campo de batalla tras una victoria iraquí, que fue publicada en The Observer con su firma. Para cubrir esta información, fue acompañado por funcionarios del Ministerio de Información de Irak.
La retórica de la confesión parece salir claramente de la mente de sus interrogadores. Dice, entre otras cosas, cómo espió "el glorioso papel en la guerra de liberación de la fuerza aérea iraquí", y es notorio el esfuerzo puesto en puntualizar que bajo ninguna circunstancia los iraquíes utilizaron armas químicas.En el Juicio no se admitieron observadores independientes ni hubo declaraciones a su favor. En la entrevista con el juez, el periodista dijo que la confesión no era cierta, pero que sus interrogadores le advirtieron que no debía hablar sobre ella. El juez le replicó: "Ahora no está usted bajo amenaza". Bazoft dijo que estaba muy preocupado por su seguridad física, que la confesión había sido 'fabricada" y que solicitaba autorización para explicarse. Pero el juez le dijo que "su confesión había sido exhaustivamente leída y comprobada por su abogado". Y añadió: "No me interesa saber qué ocurrió durante su interrogatorio; lo que quiero es saber acerca de sus contactos con el espionaje".El magistrado preguntó a Farzad si pensaba negar todo. El acusado le contestó que había cooperado con una confesión falsa, que sus interrogadores consideraron que "quedaría bien".El juez dijo que el tribunal no estaba interesado en extraerle una confesión para condenarlo, sino que quería, "que tuviera un juicio justo". Farzad repitió: "Yo sólo quiero explicar por qué he hecho esas declaraciones" . El juez respondió: "Deje eso de lado y conteste si usted se considera inocente y desea ser absuelto, o equivocado y pide clemencia El periodista afirmó: "Soy inocente". El juez respondió: "¿Usted quiere decir que es inocente e Irak es el acusado?"
Después de cuatro horas y media, dos de las cuáles fueron dedicadas a Bazoft y el resto a Parish y el tercer acusado, el tribunal suspendió sus deliberaciones. Se volvió a reunir dos días después por espacio de 35 minutos. En este breve lapso de tiempo los tres abogados de la defensa hicieron sus alegaciones. El abogado de Farzad pidió su liberación con tres argumentos: su estado mental, el hecho de que las acusaciones se basaban en el supuesto equivocado de que "sus actos podían desembocar en una guerra o ruptura de relaciones diplomáticas" y que era sólo un reportero excesivamente celoso de sus responsabilidades que perseguía una noticia exclusiva.Los jueces tardaron 30 minutos en decidir la condena a la pena capital para el periodista, comunicada rápidamente en árabe y no entendida ni por Bazoft ni por Parish. Los prisioneros fueron conducidos a sus celdas. No se admitió apelación.
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