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La decisión de rectificar el 'Principe de Asturias' costará a la Armada más de 500 millones de pesetas

Miguel González

La Armada deberá pagar 506 millones de pesetas por alterar el diseño inicial del portaeronaves Príncipe de Asturias e introducir las modificaciones necesarias para cambiar el tipo de combustible empleado en su propulsión, según la respuesta enviada por el Gobierno al diputado del Grupo Popular Arsenio Fernández de Mesa. A pesar de que la rectificación se produce sólo año y medio después de que finalizara la construcción del buque, fuentes de la Armada han negado que la realización de esta obra demuestre falta de previsión por parte de los responsables del proyecto.

El buque insignia de la Armada española se encuentra desde el pasado 12 de diciembre en los astilleros de la Empresa Nacional Bazán en El Ferrol (La Coruña), donde permanecerá inmovilizado hasta el próximo 8 (de abril, para someterse a trabajos de mantenimiento y a la realización de varias modificaciones sobre el proyecto inicial. La más importante de ellas afecta a su sistema de propulsión, pues la Marina ha ordenado cambiar el combustible que el portaeronaves emplea para navegar, pasando del JP5 al diesel marino (DFM).Como ya adelantó EL PAÍS el pasado 22 de noviembre, la decisión de que el Principe de Asturias utilizara el JP5 se adoptó buscando la mayor simplicidad posible, ya que este combustible es el que utilizan los aviones AV-8 Harrier de despegue vertical que lleva embarcados. Sin embargo, una vez concluido el buque, la Armada cambió de opinión y pidió a Bazán que adaptara el sistema de propulsión para que el portaeronaves pudiera navegar con diesel marino, combustible habitual de los buques de guerra españoles.

En su respuesta al diputado del Grupo Popular, el Gobierno no explica las razones que provocaron este cambio de criterio y se limita a señalar que la decisión "fue adoptada por razones de normalización, en analogía con la tendencia de otras marinas aliadas". Fuentes de la Armada explicaron a este diario que el DFM es más económico que el JP5 y también menos volátil, por lo que resulta más seguro. Además, el diesel marino tiene otra importante ventaja y es su notable generalización, lo que permite repostar en casi cualquier puerto del mundo. Por el contrario, el JP5, mucho más infrecuente, sólo se suministra en España, en las cantidades en que lo precisa el Príncipe de Asturias, en las instalaciones norteamericanas de la base naval de Rota, lo que implica un alto grado de dependencia de un país extranjero.

El seguro no cubre

El portaeronaves debe seguir llevando JP5, con destino a los Harrier, por lo que la rectificación obliga a duplicar los depósitos de combustible y a segregar las tuberías de conducción, así como adaptar las turbinas. Desde un principio, Bazán se ha negado a correr con los gastos de esta obra, alegando que la empresa constructora se ciñó en todo momento a las indicaciones de la Armada y que la misma no se deriva de un defecto de fabricación, que pudiera entrar bajo la cobertura del seguro, sino de un cambio de opinión por parte del cliente.

Tanto la Marina como la propia empresa se negaron en noviembre pasado a evaluar el coste de las modificaciones, minimizándolas y asegurando que "no es excesivo". La pregunta del diputado Arsenio Fernández de Mesa ha permitido saber que su importe alcanza los 506 millones de pesetas.

Esta cantidad se sumará a los 98.600 millones de pesetas que ha costado la construcción del buque, según afirma el Gobierno en respuesta al mismo diputado. Es la primera vez que se difunde el coste del portaeronaves español, pues hasta ahora la única cifra conocida era la cobrada por Bazán: casi 70.000 millones de pesetas. En 1989, Defensa destinó más de 8.000 millones de pesetas a liquidar la deuda derivada de la construcción del Príncipe de Asturias; casi 4.000 millones fueron para Bazán y otros 3.800 para el Gobierno de los EE UU.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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