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El amor ciego de las peñas

Cobaleda / Aménez, Belmonte, PirriSeis novillos de Caridad Cobaleda, desíguales de prescritación, nobles y, manejables. Mariano Jiménez: más aplausos que pitos cuando saluda; vuelta protestada. Juan Carlos Belmonte: aviso y silencio; aviso y pitos. Pirri: silencio; vuelta. Plaza de Las Ventas, 18 de marzo.

EMILIO MARTÍNEZ

Las peñas de fanáticos seguidores de los diestros aman a sus ídolos por encima de todo, al margen de que éstos se luzcan o fracasen. Y ya se sabe que el amor es ciego. Esta incontenida pasión es buena para el espectáculo de la fiesta, pero no para los coletudos. Fué el caso ayer de Mariano Jiménez.Sus jaranosos partidarios le jalearon siempre y hasta casi consiguen para él la oreja del cuarto novillo que, como quinto y sexto, fueron bombones. Lástima que el titular de la causa, con sus nervios y destemplanza, lo desaprovechase. Su toreo fue tan pleno de voluntad y reaños como ayuno de técnica. Claro que quien hace lo que sabe no está obligado a más. Sus arcanos taúricos son cortos, pero como es joven ya aprenderá.

La algarabía de sus seguidores era opuesta a las palmas de tango del tendido siete, que ya se había estrenado al protestar, con justicia, la escasa presencia del primer y segundo novillos. Hubo un fuego cruzado de insultos que se lanzaban con inquina los de Jiménez y los del siete. La batalla llegó a su máximo nivel cuando algunos de los Jimenistas solicitaron música en plena faena del coletudo. Mientras, el resto del cotarro se aburría por la insustancialidad de lo que ocurría en el ruedo.

Porque tampoco Belmonte aprovechó las condiciones de sus novillos. Sólo destacó con sus espectaculares tercios de banderillas. Uno de sus pares, por los adentros, alcanzó el calificativo de sobresaliente cum laude. El resto de su labor, con percal y sarga, fue tan valerosa como desarrapada. Habrá que confiar en que también aprenda.

Si Pirri hubiera contado con el apoyo de sus fans, organizados en peña, habría obtenido la oreja del último. Pero faltaron pañuelos. No obstante, aunque debió templar más, logró los mas enjundiosos muletazos de la tarde. Con el otro no se acopló.

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