La permanencia del clasicismo
Allá por la década de los setenta aparecieron algunos grupos encuadrados bajo un curioso calificativo: sinfónicos. Coincidía con el comienzo del desarrollo tecnológico de los teclados, mucho más evolucionado que en los demás instrumentos -guitarras y baterias- utilizados en el pop y el rock, y con la incorporación a los grupos de músicos con formación clásica, amantes de las fugas de Bach y con un sentido de la armonía y del ritmo más abierto que los utilizados en un rock basado en los tres acordes inspirados en el blues y en ritmos binarios.La aparición del punk en 1977 dio la puntilla al rock sinfónico, pero tres años más tarde apareció en el Reino Unido un grupo que recogía apreciables influencias de este estilo. Se llamaba Marillion y tomó el nombre de un cuento de Tolkien. A pesar de su fidelidad a una música entonces considerada caduca, Marillion obtuvo un buen éxito, que ha mantenido durante toda su carrera y que acaba de revalidar en Madrid, a pesar de los cambios en su formación.
Marillion
Steve Hoggarth (voz y teclados), Steve Rothery (pitarra eléctrica y acústica), Mark Kelly (teclados), Pete Trewawas (bajo y coros), Ian Mosley (batería). Sala Jácara. Madrid, 8 de marzo.
La marcha de su cantante Fish, que ha iniciado carrera en solitario, significó la pérdida del elemento más carismático del grupo, pero su sustituto, Steve Hoggarth, ha sido capaz de mantener el espíritu de Marillion aportando una nueva forma de interpretar. Con una tesitura que recuerda a la de Peter Gabriel, Hoggarth hace más evidentes las influencias de Génesis y actualiza, quizá en contra de seguidores acérrimos, la música de Marillion.
El quinteto británico presentó en Madrid su último trabajo discográfico, Season's end, y lo hizo con una buena actuación, con excelente sonido e interpretación propia de un grupo de profesionalidad contrastada. Al margen de modas y estilos, Marillion demostró que es un buen conjunto, sin los aspavientos propios del rock duro -donde han sido encuadrados a veces- y sin la filosofía elitista del sinfonismo, aunque mantienen algunos aspectos de esta etiqueta musical. Ritmos de amalgama, preciosismo en las composiciones y cierta sofisticación en los arreglos forman la base de la música de Marillion, que mantiene en sus canciones algunos aires inspirados en la música popular británica -las referencias a Mike Olfield son evidentes en algunas melodías sin que suenen añejas.
Marillion es un grupo de música intemparal, de indudable clasicismo y que no utiliza el virtuosismo como gancho. Todos cumplen, pero nadie destaca. Todos están, pero nadie parece líder. Todos trabajan en función de una idea que ya no se lleva, pero que forma parte de la historia del pop. Aunque no emocionan, son agradables, buenos músicos y con una disciplina propia de épocas pasadas. Estos planteamientos hacen que la monotonía planee sobre sus recitales porque algunos esquemas se repiten una y otra vez, pero la naturalidad de Marillion y sus escasas pretensiones permiten al grupo salir airoso del peligro del aburrimiento. Y es precisamente esta ausencia de pretenciosidad lo que hace de Marillion uno de los grupos que justifican la permanencia del clasicismo.
Babelia
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