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LAS VENTAS

Cogida grave de Lucio Sandín

, El segundo toro cogió de salvaje manera a Lucio Sandín. Lucio Sandín le saludó a la verónica, sin confiarse por el pitón izquierdo, pues el toro ahí venía descompuesto, confiándose por el derecho, donde la embestida llegaba boyante. Y qué bien lanceaba Lucio Sandín, en cargazón la suerte, embarcando suave, vaciando limpio... Tan bien lanceaba que decidió prescindir de las verónicas a izquierdas para darlas a derechas, y ahí es donde el toro le cogió. El brutal derrote alcanzó la pierna, el cuerpo de Lucio Sandín giró dramáticamente sobre el asta clavada en su carne y luego salió despedido por los aires.

"Aún no asamos y ya pringamos", decían por el tendido. Y ya pringamos: una cornada para inaugurar el año. Una cornada, y malos toros, y tiempo desapacible, y la suerte de espaldas para los buenos toreros del cartel. Suerte de espaldas, unas veces porque los toros embestían torcido, otras porque ellos mismos, los buenos toreros, equivocaban la lidia.

Murteira / Sánchez Puerto, Sandín, Cuéllar

Toros de Murteira Grave, con capío, comalones, en general de feo estilo. Sánchez Puerto. pinchazo, otro hondo tendido caído y descabello (silencio); dos pinchazos y estocada corta baja (silencio); pinchazo y media baja (silencio). Lucio Sandín cogido grave en el 2º, cornada de 25 centímetros en muslo que causa destrozos en abductores y contusiona paquete vásculo-nervioso y fémur, y otra en región superciliar. Juan Cuéllar. estocada trasera y dos descabellos (petición y vuelta y, pinchazo y estocada corta (palmas), pinchazo hondo y descabello (palmas). Plaza de Las Ventas, 4 de marzo.

El error no es ignorancia. Quien no haya errado nunca, que levante la mano. Si uno mete la pata cuando está tan serrano en el bar tomándose un cafelito (dicho sea a título de ejemplo) con mayor motivo la puede meter si le achuchan un toro fiero, un viento de mil diablos, una afición sesuda en plan analítico con la lupa puesta en el ojo. El propio Sandín se equivocó al cambiarle ritmo y terreno al segundo toro y se llevó la cornada. Sánchez Puerto se equivocó al no darle distancia al cuarto. Juan Cuéllar se equivocó al empalmar pases al tercero, siguiendo la espartaquista moda; a quién se le ocurre.

Los tres mencionados diestros practican un excelente toreo de escuela y de ello dejaron ayer elocuentes muestras en Las Ventas. Cuéllar, al tercer toro, que resultó ser el más potable de la corrida, le instrumentó dos tandas soberanas de redondos, y otras dos no las instrumentó soberanas por la tendencia empalmadora que apuntada queda.

El muleteo de Cuéllar al quinto, tuvo mérito, pues el toro pasaba distraído, la muleta le interesaba lo que a los niños de Biafra la obra de Zubiri, y aguantarle la desgana -como le aguantó-, con aquellos pitonazos por delante que no se sabía dónde acabarían pegando el leñazo, debía de producir grandes congojas. El sexto desarrolló sentido y no se dejaba pegar pases; más bien pretendía pegarlos él. Para demostrarlo, al primer arreán intentó quitarle la cartera al bueno de Juán Cuéllar, luego le quitó la muleta y finabnente quiso quitarle el tipo, a lo cual el bueno de Juán Cuéllar no fue de ninguna ma,nera consentidor.

Juán Cuéllar lidió tres toros con torería y también con torería lidió otros tres Sánchez Puerto. Cada cual, según su estilo y fortuna. Al primero, probón y de escaso recorrido, Sánchez Puerto le hizo faena porflona y voluntarioso. Al que cogió a Sandín, un reservón pregonao que se quedaba en la suerte, lo ahormó y liquidé, que es cuanto cabía. En el cuarto instrumentá ayudados por bajo hondos, derechazos cargando la suerte muy toreramente, pero sin acoplarse al geniecillo codicioso del animal y rematando los pases con la mano altita; un recursillo técnico para aliviar la eterna disputa del terreno entre el toro y el torero, cuando de ligar las suertes se trata y ambos no acaban de ponerse de acuerdo.

De manera que la inauguración de temporada y empresa no resultó buena; los toros salieron igual que en la anterior etapa; lo de picar, también; los toreros hicieron cuanto pudieron para triunfar y Lucio Sandín de poco se deja la femoral en el empeño. Es decir, que poco ha cambiado aquí..., de momento.

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