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La derecha de la RDA remonta el vuelo

El empuje de Helmut Kohl mejora las expectativas electorales conservadoras

"Es nuestro más grande político", decía orgulloso Franz Schadler, un panadero de Erfurt, en la República Democrática Alemana (RDA), viendo al ministro de Exteriores germano occidental, el incombustible Hans-Dietrich Genscher, subirse al estrado para hablar en el mitin de los liberales celebrado el pasado miércoles. "Pero voy a votar a Kohl", añadía el orondo panadero; "tenía usted que haber visto esta plaza la semana pasada, cuando vino el canciller; no cabía ni una aguja". Schadler, como muchos otros, representa el súbito auge de la alianza conservadora, apadrinada por Kohl, desde que éste entró personalmente en la campaña, en esta misma ciudad de Turingia, el 20 de febrero.Empieza a ser evidente que las encuestas que dan una mayoría abrumadora a los socialdemócratas el 18 de marzo se equivocan. Los propios militantes del SPD ya lo han dicho. "Esperamos entre un 30% y un 40%, y en todo caso, sí que aspiramos a ser el partido más votado", explicaba el fin de semana pasado en el congreso de su partido en Leipzig la encargada de relaciones internacionales del SPD oriental, Elke Windish. "Creo que es importante que el próximo Gobierno de la RDA, el que negocie la unificación, sea un Gobierno de gran coalición. Pienso, además, que nos perjudican estas encuestas que nos dan una mayoría abrumadora", añadía.

Para entonces, quienes siguen la campaña electoral en la RDA ya adivinaban que la derecha había empezado a subir irresistiblemente. El empujón dado por Kohl a los mítines de su Alianza por Alemania compensa sobradamente la heterogeneidad de los socios de la alianza conservadora, algunos, descaradamente críticos con el canciller.

El viernes, sus reticentes socios de la vieja CDU alemana orienta¡ le dieron donde más le duele, en el tema de la frontera polaca. Neue Zeit, periódico del partido en Berlín Este, publicaba un editorial, Basta de ambigüedad, en el que acusaba a Kohl de levantar dudas en Europa sobre las intenciones de la futura Alemania unificada.

Un juego para dos

La verdad es que el tema de las fronteras polacas no está jugando ningún papel en la campaña electoral, siendo raramente mencionado, si no es por los reformados comunistas de Gregor Gysi. Para los demás, lo que está en juego es la variante socialdemócrata o conservadora del sistema de la RFA, lo que deja muy poco espacio a los liberales y a los grupos locales, como Nuevo Foro, enzarzado en una feroz batalla interna que le mantiene prácticamente paralizado desde que se inició la campaña."Me considero progresista", explicaba en Leipzig el domingo pasado Ulrike Mohr, joven dependienta que asistía al multitudinario mitin del SPD en el que hablaba uno de sus héroes, el ex canciller Willy Brandt. "Pero voy a votar a Kohl; si gana el SPD, las cosas no cambiarán demasiado, la mayoría de los que han estado mandando estos 40 años se las arreglarán para adaptarse y seguir en sus puestos, y nada cambiará. Yo quiero que este país empiece de nuevo y sin más experimentos socialistas".

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Esta jovencita, que admitía posteriormente que en unas segundas elecciones probablemente votaría socialdemócrata, representa un cierto estado de opinión, cultivado sibilmamente por los conservadores, de que el SPD está acogiendo en sus filas a los militantes comunistas que han abandonado el partido y buscan un nuevo rincón al sol.

Los socialdemócratas se defienden. "Donde mejor pueden esconderse los antiguos miembros de la Stasi [la temida policía política] es en las filas de la CDU", dice uno de los dirigentes del SPD; Horst Wallemberg.

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