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COMUNICACIÓN

Los directores de periódicos británicos estudian el borrador del código deontológico

El Consejo de la Prensa (PC) británico, un organismo de afiliación voluntaria que vela por el mantenimiento de los estándares de la información periodística, está a punto de producir un código de conducta profesional para los informadores que es decantación de los dictámenes emitidos por él en sus más de 40 años de funcionamiento. Los periódicos no deben publicar deliberada o imprudentemente inexactitudes destinadas a engañar o crear falsas impresiones, dice el primero de los 16 puntos del nuevo código.

La exactitud en las informaciones, los derechos de réplica y a la vida privada, los subterfugios para conseguir información, la transferencia de prejuicios y la actuación de los periodistas financieros, son algunos de los aspectos delicados del quehacer periodístico sobre los que el Consejo de la Prensa desea establecer directrices de actuación.Los periódicos británicos atraviesan momentos de poca credibilidad, como reflejo de la actuación durante los últimos años de la Prensa sensacionalistas, y desde los diversos rincones del gremio se intenta atacar el mal. Los directores de los periódicos de tirada nacional suscribieron en noviembre un código del que éste es prolongación más detallada y ayer lo tenían sobre la mesa de sus despachos para analizarlo y hacer comentarios.

Víctimas de violaciones

El código del Consejo de Prensa es más estricto y de ahí pueden venirle las principales objeciones, a juicio de Ray Swingler., director adjunto del PC. "Es muy preciso y los directores de los periódicos regionales temen que vayan a recibir quejas desde áreas inesperadas", dice Swindler. "Pero si lo hacemos más laxo perdería su sentido". La información regional y local es muy distinta en el Reino Unido de la que producen los periódicos nacionales y Swindler pone como ejemplo la recomendación del PC de que no se identifiquen a las víctimas de violaciones y cómo los directores de diarios los periódicos regionales objetan a esa negativa con el apoyo, además, de la ley.

La situación en el Reino Unido, donde los editores Robert Maxwell y Rupert Murdoch controlan un gran número de títulos, ha llegado a extremos de deterioro tales, que ha empezado a corregir el código de conducta que entró en vigor en noviembre, que el Consejo de Prensa se ve obligado a recordar que "es deber de los periódicos no publicar deliberada o imprudentemente inexactitudes o declaraciones destinadas a llevar a conclusiones erróneas" a los lectores.

La publicación de informaciones sobre la vida privada de los individuos no es aceptable a menos que existan razones de interés público que, como dice el Consejo de Prensa, "no es sinónimo del mero interés del público". Los periódicos deben rectificar cuanto antes los errores cometidos y conceder un razonable derecho de réplica y han de distinguir entre hechos y comentarios. Los periodistas han de conseguir sus informaciones de forma abierta sin usar subterfugios, aunque son exceptuables las ocasiones en que el material es de interés público y no hay otra forma de lograrlo.

El Consejo de la Prensa señala que los periodistas que tratan con información económica no han de servirse de ella en beneficio propio y dice que los periódicos han de evitar informaciones sesgadas por motivos de raza o color. Los directores de Prensa nacional extendían esta prevención a la religión. Ni éstos ni el Consejo de Prensa abordan la discrimación sexual en sus códigos.

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