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Manteca

Los carnavales de Cádiz se viven en su salsa en el barrio de La Viña; allí, las chirigotas y sus Juanguerra, que algunos llaman Rostropovich, ellos sabrán el motivo. Quizá por la barba. Antes de almorzar y de que las chirigotas se metan en coplas, entras en José Ruiz Manteca, almacén de coloniales. Es un negocio pequeñito en la calle de San Félix, esquina a Corralón de los Carros, con dos mostradores: en uno, la esposa de Manteca expende ultramarinos; en otro, el Manteca en persona, copas. La tapa es al estilo clásico, que dio origen a su nombre: Manteca deposita la loncha de jamón sobre el catavino. Entran catedráticos. Entran manijeros. Entra Rancapino, el mejor cantaor de Chiclana. Ahora las tapas son galeras. Manteca oficia con mucha diligencia y comedimiento. Escancia fino. Entra Clara, la farera, que tiene los Ojos luminosos. Entra el rector de la universidad, que no tiene los Ojos luminosos. Con la ropavieja te chupas los dedos. Entran Masa y Peña, dos tipos disfrazados de músicos del Chanteclair, y te crees que van de maniquitas, pero no van de mariquitas; van de dúo regocijante. Entran matrimonios. Cañas de manzanilla. Manteca reparte quisquillas como quien da la comunión. El almacén de coloniales ya es el metro. Un guiso de berza. La conversación se anima, en el chascarrillo hay arte. "Esa copa es de usted, y ésa, de usted". A Manteca sólo le falta decir "Dominus vobiscum". Lo dice cuando se vuelve y anuncia la pringá. Por el mostrador de allá despachan garbanzos y por el de acá aparecen langostinos. El género es de calidad excelsa. Manteca cuenta el día que llegó a Nueva York con un gallo de pelea y la gente llora de risa. Alguien se asoma fuera y avisa: "¡Es de noche!" ¿No será que se ha puesto usted ciego de vino?". De repente hay dos fareras gemelas, dos rectores de universidad gemelos... Entran Rostropovich y su hermano gemelo para la catarsis. Manteca (doble) le sirve manzanilla y luego se van a un mitin catárticos perdidos. .. Qué cosas pasan en Cádiz, ¿verdad?

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