_
_
_
_
Reportaje:

El fin del monopolio del dinero

La reforma del coeficiente de caja, una consecuencia de la liberalización financiera

José Pérez, director general y responsable del servicio de estudios del Banco de España, descorchó dos botellas de cava, el pasado jueves, cuando el Boletín Oficial del Estado publicó la orden ministerial de modificación del coeficiente de caja que deben cumplir bancos y cajas de ahorro. Casi tres años después de convencer a los responsables de la autoridad monetaria de la necesidad de terminar con una parte importante de los recursos cautivos, la medida aparecía firmada por el ministro de Economía y Hacienda.

Más información
Oposición por detrás

"La reducción del coeficiente de caja es un timo", señalaban casi en el mismo momento fuentes financieras "porque se dice que se reduce cuando en realidad los fondos cautivos van a existir en los balances bancarios hasta el año 200V. Son las dos caras de un moneda que, curiosamente, eran la misma hasta hace poco tiempo, cuando aun no se veía claramente que el coeficiente fuera a desaparecer.La decisión de las autoridades económicas de eliminar de manera progresiva el coeficiente de caja hasta dejarlo situado en niveles similares a los que existen en los países del mismo entorno económico se ha tomado después de mucho tiempo de discusiones y no sin dejar al descubierto posiciones engañosas sobre los deseos liberalizadores de unos y otros. Mariano Rubio era gobernador del Banco de España en su primer mandato, y Juan Antonio Ruiz de Alda ejercía el cargo de subgobernador, cuando en el Banco de España se tomó la decisión de caminar en la supresión del coeficiente de caja dentro del proceso de liberalización del sistema financiero y su preparación para lograr un mayor grado de competencia ante la puesta en marcha del mercado único y la libre circulación de capitales. Casi tres años después, el BOE ha publicado la orden ministerial por la que se establece que el coeficiente de caja queda fijado en un 5% de los pasivos cumputables de bancos y cajas y que, temporalmente -hasta el año 2000- una parte de los pasivos actuales, el 12%, se transforman en certificados de depósitos emitidos por el Banco de España con una remuneración del 6%.

La reunión del Consejo Superior Bancario en la que el secretario de Estado de Economia, Pedro Pérez, explicó a los representantes de los bancos las características finales de la reforma del coeficiente de caja fue tormentosa. Fuentes del propio Ministerio de Economía la calificaron de "revuelta"; fuentes bancarias iban un poco más lejos en los adjetivos.

Mantener los equilibrios

Todo se inició hace varios años cuando desde el Banco de España y del propio sistema financiero se empezó a sugerir la necesidad de reducir de manera sustancial la parte de depósitos que debían irimovilizarse en el Banco de España para financiar el déficit público y alcanzar los objetivos de: crecimiento monetario. La crisis económica y los elevados déficit del sector público forzaron a aumentar el coeficiente de caja y el de inversión obligatoria en pagarés del Tesoro.La idea inicial de la desaparición se centraba en repetir el mecanismo del coeficiente de inversión: instaurar un calendario de reducción, que debía ser compatible a efectos de gastos del Estado y de control monetario, con el de inversión. Pero los problemas macroeconómicos impideron que la medida tomara cuerpo cuando aún era posible esta compatibilidad ya que debía desaparecer antes del 1 de enero de 1993.

A partir de entonces se empezaron a buscar fórmulas distintas que conjuntaran la necesidad de reducir el coeficiente y no se pudiera interpretar como un elemento en contra del proceso de liberalización. La posibilidad de llevar a cabo una emisión de títulos (del Tesoro o del Banco de España inicialmente aunque al final se decidió por el segundo) que sustituyera a la parte de los depósitos cautivos que debían desaparecer se acabó convirtiendo en la única posible. La discusión entonces surgió sobre el tipo de interés que debía tener esa emisión, la obligatoriedad o no de que permanecieran en las carteras de los bancos y el p lazo final de amortización que se debía fijar.

Y es entonces cuando se destapan todos los intereses encontrados que existen entre la Admi nistración y las instituciones financieras y entre estas últimas. "Los coeficientes obligatorios han servido", se señala en me dios de la Administración y del Banco de España, "para mantener la situación de monopolio a la hora de fijar precios de que han disfrutado bancos y cajas durante muchos años. Ello ha sido la cobertura para que Jas instituciones financieras ganaran mucho dinero durante los ultimos ejercicios".

Para esas fuentes, el cierre de esta posición casi monopolista es el que provoca el rechazo de bancos y cajas a la reforma del coeficiente ya que la decisión de que a partir de la entrada en vigor de la reforma los nuevos saldos no soportarán más alla del 5% de coeficíente de caja representa "estimular la competencia de manera rabiosa, no solo por parte de la posible banca extranjera nueva que pueda instalarse en España sino por parte de las entídades españolas más dinámicas y para operaciones en las que no se necesita tener una amplia red de oficinas".

Algunas de las grandes entidades nacionales rechazan este razonamiento señalando que la reforma "deja mal colocados a los bancos que tienen un peso de la historia anterior y da ventaja a los nuevos" o a los que inicien una fuerte carrera por captar nuevos recursos ajenos, por ejemplo por la vía de las cuentas de alta remuneración.

En el Banco de España se sefíala que "la puesta en marcha del mercado único y la liberalización de los movimientos de capitales no va a afectar a la banca al por menor sino a la de las grandes operaciones en las que se pueden aquilatar mucho más los precios". Por eso, añaden, "algunas entidades se oponen a la forma elegida de reducción del coeficiente y hubieran preferido que se mantuviera un calendario típíco en el que todas las entidades -nuevas o viejas- y todos los depósitos, no solo los existentes actualmente, estuvieran sujetos a la misma penalización.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_