Fidel Castro anuncia reformas sin renunciar al monopolio comunistas
La revolución del Este cruza el Atlántico. El régimen cubano de Fidel Castro, uno de los últimos bastiones de la ortodoxia comunista, da ya las primeras muestras de que no puede mostrarse totalmente insensible a la presión del cambio que recorre Europa oriental. Una reunión del Comité Central del Partido Comunista Cubano celebrada el pasado viernes admitió que "han madurado las condiciones para el perfeccionamiento del sistema político e institucional". Se deja muy claro, no obstante, que, al contrario que en la Unión Soviética, no se cuestiona el monopolio comunista.
"De lo que estamos hablando", asegura un comunicado hecho público tras la reunión del Comité Central, "es del perfeccionamiento de un único partido leninista basado en los principios del centralismo democrático". A partir de ahí se esbozan las líneas directrices de la todavía tímida reforma cubana: perfeccionar el funcionamiento de los principales órganos políticos (Comité Central, Asamblea Nacional, ayuntamientos y municipalidades, entre otros) y estimular "el desarrollo de un pensamiento creativo y un debate fértil". No se hace referencia a cambios constitucionales concretos.Parece que la intención de Fidel Castro no es cambiar rápido ni desmantelar el régimen revolucionario montado tras el derrocamiento de Batista, en 1959. Así se deduce de la convocatoria del congreso del partido para una fecha aún sin determinar en el primer semestre de 1991. En cambio, la Asamblea Nacional se reunirá en sesión extraordinaria el próximo martes.
El Comité Central decidió en su reunión del viernes numerosos relevos, hechos públicos ayer, que no constituyen, aparentemente, una auténtica purga, ya que la mayoría de los destituidos pasa a ocupar cargos importantes. Castro ha relevado a dos miembros del Politburó (en el que hay cuatro incorporaciones) y a cinco del secretariado del Comité Central (tan sólo es cubierto uno de los puestos), así como al máximo responsable de los Comités para la Defensa de la Revolución, uno de los instrumentos claves de Fidel Castro para el control político real de Cuba.
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