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UNA NUEVA EUROPA

Washington y Moscú aceptan los 'cielos abiertos'

Estados Unidos y la Unión Soviética expusieron ayer en público, en Ottawa, sus divergencias sobre desarme convencional, pero pusieron de manifiesto que estas diferencias no deben impedir un acuerdo sobre la propuesta norteamericana de cielos abiertos, que ha reunido por primera vez en un foro bilateral a los ministros de Asuntos Exteriores de los 23 países de la Alianza Atlántica y del Pacto de Varsovia.

La inusitada reunión de representantes de los dos bloques militares fue inaugurada el lunes en Ottawa por el primer ministro canadiense, Brian Mulroney, quien resumió el espíritu que anima a los participantes al afirmar que "la guerra fría ha terminado".La conferencia terminará hoy, martes, a nivel ministerial y se prolongará a nivel de expertos hasta el próximo día 28.

La sesión de la mañana de la reunión, convocada para discutir la propuesta de cielos abiertos, hecha por el presidente George Bush el pasado mayo, tuvo dos protagonistas de excepción en los ministros de Asuntos Exteriores de Estados Unidos y de la Unión Soviética, James Baker y Edvard Shevardnadze, respectivamente.

Ambos ministros apoyaron sin reservas la propuesta de cielos abiertos, en la que Bush recogió una proposición hecha en 1955 por su antecesor en la presidencia Dwight D. Eisenhower, que consiste básicamente en autorizar el sobrevuelo de aviones militares desarmados sobre los territorios de los países de los dos bloques con un preaviso de sólo 24 horas, con el fin de inspeccionar las instalaciones bélicas y las concentraciones de tropas en un país determinado. La propuesta de Bush permitiría por primera vez el sobrevuelo de instalaciones militares no sólo en territorio europeo, sino también en la Rusia asiática y en el espacio aéreo de los dos miembros americanos de la OTAN, Estados Unidos y Canadá.

Divergencias convencionales

Sin embargo, Baker y Shevardnadze aprovecharon la oportunidad para dejar patente sus diferentes planteamientos sobre las conversaciones de desarme convencional que se celebran en Viena.

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Para Baker, que se entrevistó la pasada semana en Moscú con el máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, existen dos obstáculos principales para llegar a un acuerdo sobre desarme, convencional: los techos en el número de aviones que Moscú pretende imponer y la desproporción en el número de tropas favorable a la Unión Soviética si en la reducción propuesta por Bush, de 195.000 hombres para Europa central y 225.000 para la totalidad del continente europeo, no se consideran los efectivos estacionados en el territorio europeo de la URSS.

Con relación al número de aviones que ambos bloques podrían mantener, Baker manifestó que los techos que Gorbachov pretende "obligarían a la OTAN a incrementar en 2.000 aparatos sus actuales efectivos aéreos con el fin de llegar a una paridad". "Esa pretensión [la de Gorbachov], difícilmente puede calificarse como paso adelante para el desarme convencional", dijo Baker.

Por su parte, Shevardnadze contraatacó en su respuesta con uria referencia a la negativa norteamericana a incluir sus barcos de guerra y los proyectiles lanzados desde el mar en las conversaciones de desarme convencional. Shevardnadze se refirió además, de forma con creta, a las armas espaciales, en una clara alusión a la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), conocida popularmente como guerra de las galaxias, en cuya investigación siguen trabajando los científicos de Estados Unidos. "De nada nos serviría tener unos cielos abiertos", dijo Shevardnadze, "si mantenemos unos espacios cerrados".

El ministro soviético propuso que la política de cielos abiertos se complementara con otra de mares abiertos y espacios abiertos, y adelantó la posibilidad de que se creara un organismo internacional encargado de verificar el despliegue de sistemas espaciales.

En el curso de una reunión privada de la OTAN, el ministro de Asuntos Exteriores de la RFA, Hans-Dietrich Genscher hizo un detallado resumen de la visita que acababa de realizar a Moscú con el canciller federal, Helmut Kohl. Genscher subrayó que Bonn reconocía el derecho de las cuatro potencias vencedoras en la II Guerra Mundial a participar en cualquier acuerdo sobre el futuro papel de una Alemania unificada en Europa, aunque manifestó que la reunificación germana debería ser decidida exclusivamente por las dos Alemanias.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores español, Francisco Fernández Ordóñez, que intervino en la sesión de la tarde, recordó que cuando se habla de desarme "existe una dimensión europea de la seguridad que no puede olvidarse, y esta dimensión afecta al Mediterráneo, escenario de una excesiva concentración de armamentos".

Fernández Ordóñez pidió que se aproveche la experiencia de Europa oriental para "cimentar la confianza, los modelos democráticos y los derechos humanos" en el Mediterráneo.

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