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FERIA DE VALDEMORILLO

El Fundi Campeador

El Fundi triunfó y no podía ser de otra manera. El Fundi se sentía amo del toreo en Valdemorillo y cuidado los demás coletudos, pues tal como salió a batallar y ganar se hubiera sentido igualmente amo del toreo en cualquier plaza, así fuera la primera del mundo. Ni nada ni nadie podían ayer con El Fundi Campeador, que en cuanto veía bóvida pezuña rasguñando arena, se hacía presente para embraguetarse a la verónica, no perdonó ni un quite, prendió pares de banderillas, se entregó en emotivas faenas de muleta, y más vale no insistir demasiado en cómo mató, pues ahí estuvo hecho un matarile pinchaflautos insufrible.La afición se quedó impresionadísima con el arrojo torero de El Fundi y habría bendecido la tarde ferial de no ser porque hubo cornada, que la sufrió Manuel Cascales. Sobrevino en el quinto toro. Cascales tuvo en esta corrida la mala suerte de la cornada y del toro pregonao. El segundo, de la catadura dicha, le tiró un derrote navajero al primer pase y le pudo coger en todos los demás pero no le cogió porque Cascales trasteaba con elemental prudencia. Suele acaecer que no sean toros peligrosos los que pegan cornadas, precisamente porque el torero anda prevenido. Así que Cascales se confió con el quinto, de relativa manejabilidad, y ese se la pegó. Al rematar un natural, el toro derrotó de súbito, levantó al torero por un muslo y le volteó.

Zaballos / Jiménez, Cascales, Fundi

Toros de Miguel Zaballos, con trapío, broncos, algunos sospechosos de pitones. Pepín Jiménez: estocada trasera caída (silencio); media trasera caída y descabello (silencio); pinchazo y estocada exageradamente trasera y baja (silencio). Manuel Cascales: dos pinchazos y dos estocadas cortas delanteras atravesadas (silencio); cogido por el quinto, sufre comada grave en un muslo, sin lesión vascular, y otra en la mano, que afecta a los tendones. El Fundi: estocada muy trasera y dos descabellos; la presidencia le perdonó un aviso (oreja); pinchazo bajísimo y estocada exageradamente trasera y baja (oreja).Plaza de Valdemorillo, 11 de febrero. Sexta. y última corrida de feria.

Cascales quedó conmocionado, sangraba copiosamente y pareció que tenía cornada grande. Afortunadamente no fue así. Pepín Jiménez despachó al toro con el mismo esfuerzo que había empleado para despachar a los dos de su lote: el mínimo. A un toro de media arrancada que perdió la funda de un pitón al derrotar en el peto del caballo y a otro que no perdió funda alguna y llegó al último tercio con arrancada de tres cuartos, les muleteó sin demasiado empeño por quedarse quieto. Al de arrancada tres cuartos le sacó una corajuda tanda de naturales, que le debió dejar traspuesto. A Pepín Jiménez, diestro de escuela esotérica, no le van semejantes trajines y seguro que en aquellos naturales ni él mismo se reconocía.

Al lado de Pepín, El Fundi era, sí, el Cid Campeador, azote de infieles, vencedor en mil batallas y olé. El Fundi lanceaba a la verónica pata l'ante según manda el canon, dirigía la lidia, intervenía en quites, prendía banderillas encontrando toro en cualquier terreno. Brindó a su compañero José Luis Bote, víctima de la peor cornada de 1989, cuya reaparición esperan los aficionados con impaciencia. Luego los toros no serían ni claros ni codiciosos, pero El Fundi, a fuerza de consentir y encelar, ejecutó faenas sólidas, imaginativas, emocionantes, rematadas con temerarios desplantes, que pusieron al público los pelos de punta; a los que llevaban boina (unos 3.747), también. Cuando El Fundi hacía sus desplantes temerarios, todas las boinas que había en la plaza entraban en levitación. Por eso sólo habría pasado El Fundi a los anales valdemorillanos, donde ha entrado ya por ser el triunfador de la feria 1990. Llegó el último y acabó con el cuadro.

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