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Tres muertos en Bilbao en una reyerta entre familias gitanas

Tres personas de una misma familia fallecieron ayer en Bilbao como consecuencia de los disparos efectuados a las 9.35 por unos desconocidos cuando se encontraban en un descampado de la periferia de la capital vizcaína. A pesar de que ninguna fuente oficial se aventura a dar una explicación, todo apunta a una reyerta entre clanes gitanos por un asunto pasional. Los tres muertos, matrimonio e hijo, fueron velados durante todo el día en la morgue del hospital Civil de Basurto por numerosos familiares de los fallecidos y bajo la atenta mirada de miembros del Cuerpo Nacional de Policía.

La noche anterior se había producido una discusión en una calle cercana al lugar de los hechos. Según un vecino, las airadas reacciones hacían casi ininteligible las palabras, pero, por encima de todo se alzaba el nombre de una mujer. La pasión se desbordó por momentos, pero la sangre no llegó al río. Probablemente, Salustiana Rodríguez Valdés, de 64 años, y Manuel Cortés Salguero, de 62, y su hijo Andrés Cortés Rodríguez, de 22 -los tres fallecidos-, no pudieron conciliar el sueño esa noche.Una llamada anónima al 091 avisó a la policía de que en el barrio de San Antonio se habían escuchado varios disparos. Poco después, una patrulla de la policía descubría el cuerpo sin vida de Salustiana junto a un gran charco de sangre, una escopeta hispano-inglesa de calibre 12,70, 9 cartuchos de postas gruesas, dos de ellos sin percutir y un cuchillo de monte sin manchas de sangre. Una testigo afirmó que alguien había visto momentos antes del suceso a dos individuos a bordo de un turismo Talbot de color blanco.

Una ambulancia llevó el cadáver de Salustiana al hospital de Basurto, mientras familiares de la víctima traslaban al citado centro sanitario los cuerpos moribundos de Manuel y de Andrés. El primero no pasó de la sala de urgencias tras una parada cardiorespiratoria por choque hipovelémico. El cuerpo presentaba un impacto por arma de fuego, con orificio de entrada en fosa iliaca izquierda. Andrés, sin embargo, llegó a la mesa de operaciones. No obstante, el equipo de cirugía cardiovascular sólo pudo certificar su muerte. A las 11.30 los tres cuerpos fueron trasladasdos a la morgue del hospital, a la espera de que el juez autorice hoy la autopsia.

"Y sigue bajando, y siguen bajando", decía el celador de urgencias mientras señalaba a la riada de familiares y allegados de los muertos que intermiténtemente se acercaban al depósito de cadáveres. "Hay que pena, que se han llevado a los tres". "No saquéis ni una foto, señalaron a los informadores gráficos. El hospital de Basurto era un sollozo continuado, a pesar de que la liturgia fúnebre gitana no había hecho sino empezar.

Entre lamento y lamento, volvió a repetirse un nombre de mujer: Antonia, probablemente nieta del matrimonio asesinado. Otra de las hijas del matrimonio asesinado, señalando con el dedo a Antonia, dijo: "Mejor que desaparezcas". La voz acusadora de otro familiar recordó: "Si te has juntado a un hombre, aguanta Antonia, aguanta". La hipótesis del crimen pasional comenzaba a tomar consistencia.

Salustiana y Manuel eran de Bilbao y de Etxebarri (localidad cercana a la capital), respectivamente. Su hijo, Andrés, era de Bermeo. Ayer por la tarde, una par de chavales paseaba por la escena del crimen. "El domingo ya habían empezado a discutir. Hoy parece que habían quedado para pegarse, pero al final la cosa se ha solucionado a escopetazos. Parece ser que los asesinos no eran del barrio, sino de Vitoria. Pero nadie quiere decir nada", aseguraba uno de ellos.

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