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Los cambios en la Europa del Este y el caso de Juan Guerra modifican los planes de González

Luis R. Aizpeolea

Los vertiginosos cambios que se están produciendo en la política exterior, particularmente el proceso de reformas en la Europa del Este, y, en menor medida, el escándalo por presunto tráfico de influencias suscitado por los negocios del hermano del vicepresidente del Gobierno pueden alterar los planes de futuro para el PSOE y el Ejecutivo que en fechas aún recientes había diseñado el presidente.

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Ayer, el presidente del Gobierno, Felipe González, compareció públicamente en la presentación del Programa 2000 del PSOE acompañado del vicepresidente Alfonso Guerra y del resto de la comisión ejecutiva del partido, así como de los miembros de la comisión del programa. Ni González ni el vicepresidente aludieron para nada en sus intervenciones al caso de Juan Guerra.Alfonso Guerra fue ovaciomado cuando subió al escenario, como gesto de solidaridad por las acusaciones recibidas a cuenta del escándalo económico suscitado en tomo a su hermano Juan.

Los asistentes, todos ellos militantes y simpatizantes socialistas, -que llenaban el recinto del Palacio de Congresos de Madrid- y entre los que se mezclaban ministros, altos cargos del Gobierno, parlamentarios y miembros de las corrientes críticas del partido, cerraron filas en torno a la figura del vicepresidente del Gobierno. Una muestra de este hecho fue la actitud de Joaquín Leguina, rival de Alfonso Guerra, que a preguntas de la Prensa sobre el caso del hermano del vicepresidente, contestó: "No conozco a Juan Guerra". El propio Alfonso Guerra se hizo eco de este apoyo al señalar en los pasillos: "Será que me quieren".

Sin embargo, el cierre de filas con que han reaccionado los socialistas no es óbice para que exista una honda preocupación entre sus miembros por el efecto que pueda tener en su electorado el caso de Juan Guerra. Ayer mismo, Felipe González, señaló lacónicamente en los pasillos del Palacio de Congresos: "Siempre me ha preocupado el tráfico de influencias".

Según fuentes próximas al Ejecutivo, las aspiraciones de Felipe González de optar a la presidencia de la Internacional Socialista a medio plazo y preparar, en consecuencia, su relevo en la política española ha sufrido una mutación con los acontecimientos de Europa del Este. En los medios más influyentes de la Internacional, en los círculos que rodean a Willy Brandt, se apuesta en por un líder socialista centroeuropeo para presidirla.

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Los medios socialistas consultados coinciden en resaltar el cambio del escenario internacional como factor determinante en los posibles cambios de planes del presidente. En cuanto a política interior, sin embargo, existen opiniones diversas a la hora de valorar los efectos sobre González del escándalo en tomo a Juan Guerra.

Futuro del vicepresidente

Según algunas fuentes, el escándalo suscitado en tomo a la figura del hermano del vicepresidente puede afectar seriamente a la imagen del Ejecutivo y debilitar a Alfonso Guerra, de tal manera que se ha convertido en un sumando más para que Felipe González descarte su idea de relegar, tras el Congreso del PSOE del próximo año, su papel en la escena política española. Este hecho podría afectar al futuro de Guerra como sucesor de González.Otras fuentes también cercanas al Ejecutivo son más optimistas y creen que el escándalo de Juan Guerra no tiene por qué afectar al futuro político del vicepresidente del Gobierno tanto como para que sea un factor de peso en la decisión de González de cambiar sus planes, justificada exclusivamente por los acontecimientos de la Europa del Este.

Según estas fuentes, "no es la primera vez que al PSOE y a su Gobierno se le atribuyen escándalos, como el caso Flick sobre la financiación del partido, el del presidente de Castilla y León, Demetrio Madrid, al que recientemente han absuelto los tribunales, la utilización del Mystére por Alfonso Guerra al regreso de sus vacaciones de Semana Santa hace dos años". Las mismas fuentes añadieron que "en todos estos casos no se probó nada y no pasé nada, por lo que se puede decir que ya estamos inmunizados".

Tampoco parece que se va a aprovechar la ocasión para dar la batalla a Alfonso Guerra en el propio sen o del Gobierno desde sus rivales situados en el área económica o de algunas personalidades con aspiraciones políticas de futuro como el ministro de Defensa, Narcís Serra, o el de Educación, Javier Solana.

"En este Gobierno al igual que en el partido, en ocasiones como esta en que arrecian los ataques desde fuera, la gente se apiña" aseguraban ayer fuentes socialistas que admitían, a su vez, la existencia de malestar en el partido por el golpe que podía sufrir su imagen.

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