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8.000 soldados de EE UU navegan hacia las costas de Colombia

Un portaviones y una corbeta encabezan la flotilla de la marina norteamericana que ha emprendido rumbo hacia las costas de Colombia con el fin, según la Casa Blanca, de interceptar el tráfico de cocaína. El temor y la incertidumbre es la nota dominante en Colombia frente a la llegada de 8.000 soldados norteamericanos. De momento no ha habido reacción en Nicaragua, pese a que la. flotilla tiene previsto situarse en aguas internacionales frente a la isla columbiana de San Andrés, que está más cerca de las costas nicaragüenses que de las colombianas.

El bloqueo marítimo y aéreo a las operaciones de narcotráfico fue anunciado por la Casa Blanca el 28 de diciembre pasado, pero no ha sido reconocido como tal por la Embajada de Washington en Bogotá. El Gobierno del presidente Virgillo Barco asegura que no tiene nada que ver con el despliegue militar, que la sede diplomática norteamericana cataloga de "normal" y "ajustado a las leyes y prácticas internacionales".El Gobierno colombiano, al que los narcotraficantes han declarado la guerra, emitió ayer un comunicado en el que afirma que "no ha participado ni participará en ninguna maniobra conjunta en aguas internacionales del Caribe con unidades militares y aéreas de Estados Unidos". El comunicado responde, entre otros, al diario La Prensa, cuyo consejo editorial dirige el ex presidente socialconservador Michael Pastrana, que afirmó que con los operativos antinarcóticos conjuntos el Gobierno había puesto la soberanía de Colombia en cuarentena.El grupo naval de combate, que incluye al portaviones John Fitzgerald Kennedy, con sus correspondientes unidades de apoyo, la corbeta Virginia, y al que se agregará probablemente un portahelicópteros, zarpó el pasado viernes desde su base en Norfolk (Virginia) con destino al Caribe. Su objetivo declarado es intentar la interceptación de la miriada de avionetas que transportan droga desde los países andinos hasta territorio norteamericano.La flotilla trabajará conjuntameate con las estaciones de radar instaladas en la cordillera andina. Su misión consistirá principalmente en conseguir la información necesaria, a través de los mecanismos más avanzados de comunicación y seguimiento, de todo el movimiento de aviones no identificados en los radar de la aviación civil e interceptar su llegada a Estados Unidos. Los radar, que serán instalados en lugares remotos de Colombia, Perú y Bolivia, estarán a cargo de equipos conjuntos compuestos por militares norteamericanos y de los tres países latinoamericanos. Según han puesto de manifesto funcionarios de la Administración norteamericana citados por The New York Times, la decisión de interceptar un avión determinado será tomada por las autoridades de los países latinoamericanos.

Páginas 6 y 7

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