Julio Anguita: "El modelo soviético se ha agotado"
El líder del PCE cree que la 'perestroika' hispana pasa por la potenciación de Izquierda Unida
El secretario general del PCE y líder de Izquierda Unida, Julio Anguita, no tiene pelos en la lengua a la hora de las definiciones y asegura que sigue siendo marxista. Opina que los cambios registrados en el este de Europa han afectado mucho menos a los partidos comunistas occidentales que a los orientales. Se lo dijo hace algún tiempo al embajador soviético en España: "Ustedes son ideológicamente débiles". Cree que la causa del estancamiento en los países comunistas, del agotamiento del modelo soviético, ha radicado en la existencia de un partido único, y que la perestroika en España pasa por la potenciación de Izquierda Unida, pero sin necesidad de que el PCE desaparezca.
Pregunta. La caída en cadena de los regímenes del este de Europa, con la expresión aberrante de la Rumanía de Nicolae Ceaucescu ¿no es el fracaso de la ideología comunista?
Respuesta. Las concepciones del mundo tienen a veces manifestaciones áberrantes. El capitalismo tiene una manifestación aberrante, que es el fascismo, y la aplicación concreta de Gobiernos comunistas también las tiene, como en el caso rumano. Hay algo que se ha manifestado muy claro y es que sin libertad no se puede construir un sistema más avanzado. Pero esto no me sirve para descalificar una concepción del mundo. Si tuviésemos que descalificar ideologías por sus aplicaciones concretas, la Iglesia católica estaba descalificada por la Inquisición, y el sistema capitalista, por el hambre en tres cuartas partes del mundo. A nosotros esta experiencia nos sirve para reafirmarnos en que no hay socialismo sin libertad.
P. El fracaso de la experiencia de los países del Este, ¿no cree que legitima y carga de razón histórica a los partidos socialdemócratas?
R. Sigo pensando que la revolución de octubre de 1917 fue necesaria. Que en los países del Este se impongan concepciones socialdemócratas no me parece mal ni me parece bien. Lo que me pregunto es qué hacemos con una economía que produce desigualdad y marginación. La socialdemocracia tendrá que aceptar ese reto. Si la socialdemocracia tiene un programa capaz de liberar a la humanidad, bien venido sea, porque ése es el problema. El objetivo no es buscar un analgésico a los problemas que plantea el capitalismo, sino cambiar el sistema capitalista con métodos democráticos.
P. Los partidos comunistas trataron de ofrecer un mundo mejor que el que ofrecía la II Internacional, a la que intentaron superar. ¿Qué es de ese modelo nuevo?
R. Nadie tenemos un modelo Ni siquiera la socialdemocracia. Ahora se impone contestar a las contradicciones del desarrollo del capitalismo, que ha empujado a la marginación a una parte importante de la humanidad, que ha empujado a la guerra. En Europa se nos ha caído el muro a todos y, por tanto, ni unos ni otros podemos seguir con los mismos criterios.
P. La situación actual ¿no plantea condiciones más favorables para un reencuentro entre comunistas y socialistas?
R. Sí, pero un reencuentro para transformar, para buscar una nueva teorización y una nueva práctica, no para situarse a la defensiva. La socialdemocracia también fue laminada por la marcha de la historia.
P. La planificación económica, las nacionalizaciones frente a la iniciativa privada han sido piezas clave del sistema comunista. ¿Cree que merecen una revisión? ¿Dónde están los fallos del sistema corriunista?
R. Todo el mundo planifica, y el primero que planifica es el sistema capitalista. La planificación, realizada democráticamente, sigue siendo necesaria porque los resultados de esta economía siguen siendo el desorden y el caos. El fallo de los países del Este no ha sido la planificación sino el partido único. No se puede planificar desde el partido único porque cuando un partido se hace Estado, se vuelve conservador. Eso no significa que la iniciativa privada no deba tener un cierto juego, pero nunca en los sectores estratégicos que deben ser públicos.
P. ¿No arranca el error del sistema comunista desde la propia Revolución de Octubre?
R. Si estudiamos la revolución rusa, vemos que era necesaria ante el panorama que había en aquel país. Ahora las cosas han cambiado. La economía se ha internacionalizado, la gente quiere libertad y el sistema se ha agotado. Los países del Este que hicieron la revolución, como la URSS, tienen un caudal de enseñanzas riquísimas. Gorbachov habla ahora de la participación, de la planificación democrática, porque el modelo soviético, el del artido único, se ha agotado y ay que dar otra respuesta.
Elecciones y planificación
P. ¿Por dónde pasa, a su juicio, la revisión de los errores?
R. La revisión pasa por la celebración de elecciones democráticas, la planificación democrática de la economía. Cuando hablo de democracia miro al Norte, Sur, Este y Oeste. Cuando miro al Este digo que hay que aceptar que hay fuerzas políticas, hay que aceptar las elecciones, la libertad de expresión. Cuando miro al Oeste digo que hay que planificar democráticamente la economía.
P. Los comunistas húngaros han abandonado la sigla comunista, los italianos se lo han planteado. ¿Y los españoles?
R. Si se plantea la desaparición de las siglas por referencias históricas negativas nadie queda en pie. Ni la Iglesia católica ni las democracias occidentales. El nombre comunista tiene en su haber, también, una tradición gloriosa de lucha contra el fascismo, revoluciones triunfantes, mantenimiento de luchas nacionales, defensa de las libertades. Si otros han cambiado de nombre es porque lo han estimado oportuno. En el caso del PCI el problema se plantea por tantos años de alejamiento del Gobierno. ¿Por qué cambiar si somos capaces de dar respuesta a los problemas que tenemos aquí? Somos creadores de Izquierda Unida, que es una fuerza política muy moderna porque nos hemos movido en condiciones más adversas que los partidos de los países del Este, que han funcionado con un catecismo.
P. ¿No cree que la desaparición de la sigla comunista facilitaría el desarrollo de Izquierda Unida? ¿No podría facilitarles el acercamiento a los socialistas?
R. Cuando se nos pide que cambiemos de siglas lo que se nos está pidiendo es que renunciemos al marxismo. Para nosotros sigue vigente el análisis marxista. No queremos colocarle analgésicos al sistema capitalista. Queremos acabar con él. Tenemos el nombre del PCE, que es glorioso, y no lo vamos a cambiar. En cuanto a la colaboración con los socialistas, ¿qué ofrece de nuevo la Internacional Socialista? No ofrece nada. Es salir de un modelo agotado para meterse en otro.
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