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El Rey recuerda que la Constitución proclama "Ia indisoluble unidad de España"

El rey Juan Carlos recordó a los españoles, en el habitual discurso navideño de la Corona, que la Constitución proclama el carácter indisoluble de la unidad de España. El Rey destacó, en referencia a la "fuerza política" que ha ganado las elecciones legislativas del pasado 29 de octubre, la necesidad de "perder el miedo a las discrepancias y a las críticas" cuando éstas se produzcan con respeto y altura de miras. La celebración de esas elecciones son una muestra para el Rey de que la democracia está instalada "y es patrimonio de todos los españoles". El Monarca hizo una mención a los acontecimientos que se están produciendo en los países del Este de Europa, con repercusiones "difíciles de prever".

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La caída del muro

El texto del mensaje del Rey es el siguiente:"Pienso que es una buena costumbre que el jefe del Estado transmita esta noche sus deseos del felicidad a todos los españoles. Las Navidades convocan más que otras fechas a las integraciones familiares y a los buenos deseos de concordia, de avenencia y de solidaridad. Son días para una reflexión mejor sobre los deberes y los efectos de unos con otros. Parece que estas conmemoraciones están señaladas para que nos sintamos más juntos, más unidos, más próximos, y se prestan para celebrar nuestras raíces al tiempo que pensamos en las cosas que han pasado durante el año y en las que deseamos se produzcan en el, que viene. (...)

Os deseo que el ambiente de esta noche os resulte cálido y amable y que cuanto programéis en la imaginación con vistas al futuro que se nos presenta en el horizonte tenga mucho que ver con la realización de vuestros deseos más sinceros, más ilusionantes y más justos.

Es posible que, en realidad, me apeteciera tan sólo felicitarnos cordialmente y desearos todo lo mejor. (...) Y éste es en verdad el principal objeto siguiendo una tradición ya arraigada en la Nochebuena.

Pero también la costumbre me induce, sin hacer un balance detallado que resultaría inoportuno, a pasar una rápida revista a los principales acontecimientos que en un mundo tan dinámico como éste en el que estamos viviendo, han tenido lugar desde que en 1988, también en ocasiones como ésta, me dirigí a vosotros.

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Hábitos negativos

Dentro de nuestra patria, las recientes elecciones generales han demostrado que la democracia, instalada con todas sus consecuencias al aprobarse nuestra Constitución, ya es patrimonio conquistado por todos los españoles que quieren y desarrollan este régimen de libertades en la convicción de que con él hemos superado las dificultades que eran hábitos negativos en nuestra conducta. Hemos superado problemas que parecían obstáculos insalvables en nuestro devenir colectivo. Podemos mirarnos cara a cara, con afecto y sin divisiones radicales. De la España noble y milenaria, de sus valores más profundos, nace esta otra vital e impetuosa de nuestros días, que yo deseo sea encarnada, como símbolo en la institución de la Corona, por mi hijo el príncipe Felipe.

La unión de la madurez y la juventud exige la capacidad de un Estado moderno y un marco social amplio que posibilite la voluntad de hacer las cosas bien, a la luz del día, sin miedos y sin recelos.

Que la libertad con que cada uno pueda expresarse se complemente con la obligación del respeto a la verdad, que se aclaren cuantas dudas surjan, que cada cual se enfrente con su responsabilidad y le pueda ser exigida con justicia. Una justicia que se haga respetar y, todos respetemos y amemos en sí misma únicamente por el temor de sufrir la injusticia.

A la fuerza política que ha merecido con un proyecto electoral el apoyo mayoritario en las urnas, le deseamos aciertos, creatividad y entrega al servicio de los españoles. Y comprensión para las opiniones que, aunque vengan del oponente político, puedan ser justas y adecuadas. Aceptar la decisión de la mayoría es esencial para la buena marcha de la sociedad, pero es necesario perder el miedo a las discrepancias y a las críticas cuando éstas se producen con respeto y altura de miras, presididas por la educación y las buenas maneras.

En la democracia que compartimos, démonos la mano unos a otros con voluntad seria de convivencia, persuadidos de que del bien de cada individuo y de cada familia ha de resultar el bienestar nacional y que éste no será tal si no lo disfrutamos en justicia y en libertad.

Los españoles hemos aprendido duramente la lección de la historia y debemos proyectarla todos los días en cada trabajo, en cada esfuerzo, en cada pena o en cada alegría.

Se han vencido temores y dificultades y nos encontramos en un camino claro y bien trazado por el que debemos avanzar seguros, pero con la atención puesta en no desviarnos, en no perdernos, en no tropezar con los obstáculos que naturalmente puedan presentarse y, sobre todo, en no crearlos sin necesidad nosotros mismos".

Se refirió el Rey al derrumbamiento del muro de Berlín (ver información adjunta) y añadió: "Pero en esta noche de paz y de concordia yo quisiera desear que también cada uno de nosotros, en lo más íntimo de nuestro ser, derrumbemos con decisión nuestros recuerdos ingratos y nuestras frustraciones. Y que nos unamos en los propósitos de progreso y de diálogo, poniendo por encima de todo nuestro pensamiento en España y en su indisoluble unidad, que la Constitución proclama.

Contra la violencia

Que la paz sea nuestra aspiración, porque en un sistema de libertades bien asimiladas, todos los problemas pueden resolverse sin violencia. Una violencia a la que ni siquiera quiero referirme en esta ocasión, porque vendría a oscurecer con amargura e indignación la hermandad, la convivencia y la serenidad de las fiestas.

Os deseo a todos felicidad en el hogar, dentro de nuestra patria o fuera de ella, en los países de Europa, de América o de cualquier parte del mundo donde os encontréis.

Vivimos en los umbrales del nuevo siglo y muy pronto las campanadas de fin de año anunciarán ya la última década de una centuria que ha superado con avances prodigiosos las anteriores etapas de la civilización.

Hagamos una reflexión de esperanza para transitar hacia esa frontera con fe en Dios, con confianza en la inteligencia humana, con seguridad en la buena voluntad de los hombres.

Si estamos unidos, si sabemos escuchar el latido de España, conseguiremos para nosotros y nuestros hijos ese futuro feliz que mi familia y yo os deseamos de corazón, con un abrazo, en estas Navidades".

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