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Norteamericanos y panameños intercambian "mensajes navideños" de alerta en el canal

ENVIADA ESPECIAL Persiste la tensión en Panamá tras la escalada de incidentes, que comenzaron en la noche del pasado sábado al domingo con la muerte de un soldado norteamericano y continuaron, de momento, con un policía panameño herido de bala a manos de un teniente del Comando Sur. Con música de fondo de villancicos, norteamericanos y panameños envían, a través de sus respectivos medios de comunicación, mensajes de alerta. Las fuerzas de EE UU se encuentran en alerta Delta, cuarto grado en una escala de cinco, y las panameñas, en el nivel Cutarra, también muy alto.

El policía herido, César Tejada, de 19 años, recibió ayer a la Prensa en su lecho del hospital Victoriano Lorenzo, arriesgándose a, sufrir una muerte por asfixia, dado el número de informadores que se apresuraron a rodearle. Negó el joven sargento que hubiera mirado amenazadoramente al teniente norteamericano que le disparó -versión del portavoz del Comando Sur de Estados Unidos-, y afirmó que el agresor le disparó desde un Ford blanco en marcha. No supo explicar muy bien cómo descubrió que era gringo si iba vestido de civil y no le dijo palabra.En el humilde barrio El Chorillo, donde se encuentra el cuartel central de las Fuerzas de Defensa panameñas, los habitantes no saben si coger el petate y largarse o permanecer bajo el zumbido de los helicópteros Cobra norteamericanos que realizan vuelos rasantes amedrentadores. El barrio está rodeado por los llamados Batallones de la Dignidad -civiles armados y entrenados por el Ejército panameño- y los Machos del Monte, un grupo de elite creado por el general Manuel Antonio Noriega, jefe de las Fuerzas de Defensa panameñas y del Gobierno.

Aire navideño

El estado de alerta en que se encuentra la zona no impide que un cierto aire navideño se respire tanto en las calles, con balcones engalanados con guirnaldasÍ como en el propio cuartel central, en cuya fachada principal figura la leyenda "Felices Pascuas y próspero Año Nuevo les desea sus Fuerzas de Defensa". Un villancico desaforado sirve de contrapunto a la parada militar.

En las bases norteamericanas se advierte un creciente movimiento de tanquetas -que circulan libremente por las carreteras-, helicópteros y aviones de los que se utilizan para transportar todo tipo de material militar. Las entradas se encuentran fuertemente guardadas, así como los accesos a las zonas en donde viven los familiares de los militares. Dentro, en bungalows de madera iguales en tamaño y distribución, las familias languidecen. En las últimas horas han sido evacuados gran cantidad de flamiliares,hasta el punto que, de 3.200 familias se ha pasado a sólo500.

Mientras el Gobierno de Estados Unidos mantiene una cierta cautela -Bush se ha limitado a expresar -su "trernenda preocupación" por la situación panameña-, la jefatura del Comando Sur se muestra mucho más dura, y acusa directamente al general Manuel Antonio Noriega de crear un clima favorecedor a la violencia. Las cadenas norteamericanas de televisión transmiten imágenes de un Noriega crecido y peligroso, lo que parece agradar al general.

Hay algo muy teatral en la situación actual. Los expertos llaman a esto la guerra de las palmeras, en la que se confunden los palmerales con el enemigo. Pero nadie sabe si de repente la auténtica guerra va a cambiarlo todo.

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