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Aires de continuidad

Con el populista de derechas Fernando Collor, el electorado brasileño ha escogido una cierta forma de continuidad y rechazado la posibilidad del cambio, que representaba el candidato derrotado de izquierda Luiz Inacio Lula da Silva.El lunes, las clases dominantes de Brasil pudieron respirar tranquilas. No tuvieron necesidad de prepararse a engullir el sapo barbudo. Así caracterizó el populista de izquierda Leonel Brizola a Lula, el obrero metalúrgico que osó llegar a las puertas mismas de la presidencia de Brasil. Brizola se regodeó con la idea de que la burguesía brasileña tendría que tragarse el sapo de la victoria de Lula.

Hace tiempo circula en los sectores intelectuales el chiste de llamar a Brasil Belindia, porque sobre un mismo territorio viven dos países tan diferentes como una Bélgica próspera y una India depauperada. El respiro de alivio de Bélgica se sintió en las bolsas de valores de Sao Paulo y Río de Janeiro con tal fuerza que los valores subieron más de un 8%. India siguió ocupada en la lucha cotidiana por la vida para conseguir la comida necesaria para sobrevivir. En la imaginación de los que se mueven por las calles de Brasil, sintiendo en los estómagos vacíos las punzadas del hambre, flota quizá la esperanza de que ese nuevo presidente, que parece más bien un galán de las telenovelas de Globo, de esas que ayudan a hacer más llevadera la miseria, cumpla sus promesas y favorezca a los pobres.

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Ante la disyuntiva Collor-Lula circuló días atrás un nuev mote para caracterizar a Brasil: Taimania. Collor representaba la alternativa taiwanizadora, convertir a Brasil en una variante de los tigres del Sureste asiático. Lúla equivalía a rumanizar Brasil, es decir, llevarlo por el camino de un comunismo caduco cuando se desmorona en el Este de Europa.

Lo más probable es que ninguna de estas caricaturas se aproxime a la realidad. Collor no va a convertir a Brasil en Taiwan. En la presidencia, Lula no habría podido, ni querido, llevar a Brasil hacia el comunismo ortodoxo con que la derecha amenazó en el mes que pasó entre la primera y segunda vuelta.

Gobierno socialdemócrata

Las gentes de Collor hablan de que quieren llevar adelante um proyecto de gobierno socialdemócrata. Suena bonito, pero parece demasiado para Collor. Hasta ahora, Collor sólo se ha mostrado como un producto de marketing político con talento para moverse en la jungla de la política brasileña. Collor es un interrogante, un envoltorio político sin nada dentro que parece anunciar para los próximos cinco años en Brasil "más de lo mismo". A José Sarney, un político nordestino del Marañón, le sucede Collor, otro nordestino de Alagoas. Aparentemente nada ha cambiado, pero la incógnita que continúa sin despejar es por cuánto tiempo India podrá aguantar. Los 35 millones de voos que Lula sumará al final del rutinio deben servir de advertencia a Bélgica.

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