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UNIVERSIDAD Y POLÍTICA

Los universitarios 'pasan' de la cosa pública

Lo profesional es más importante que lo ideológico para unos estudiantes que se abstienen en las elecciones académicas

Los universitarios califican de "mortecina" la situación en la que se encuentran los campus en lo que se refiere a la participación política estudiantil. Se acabaron aquellos años sesenta, en los que se respiraba politización hasta por los codos en los pasillos de las facultades.En los ochenta reina una calma chicha en la que la ilusión por un buen coche o una moto gigante sustituyen a los signos políticos. Pese a que se presentan candidatos, la abstención en las elecciones a claustros y juntas de centros y la falta de interés por las actividades extra académicas recorren las aulas. Y aunque proliferan las siglas, pocos militantes se arropan con ellas.

Los jóvenes saben que lo que se trata y decide en el claustro -máximo órgano representativo de la comunidad universitaria que elige al rector y aprueba las líneas generales de la actuación de la Universidad- influye poco o nada en las decisiones prácticas. Y saben también que con su escasa representación es difícil influir en los acontecimientos.

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Los mayoritarios abstencionistas se vuelcan más hacia los intereses profesionales y corporativistas, y comienza a apreciarse una despolitización de la casi totalidad de los universitarios, que se traduce en que las tendencias conservadoras copan los puestos de gobierno y el ambiente de los centros.

Horror al paro

Si bien en las universidades de Barcelona ha empezado a crecer la participación, hasta alcanzar un 25% de los estudiantes, en otras como la Complutense de Madrid sólo entre el 10% y el 20% vota. En épocas pretéritas, como cuando se eligió rector en 1981 a Francisco Bustelo, participó el 40% de la población estudiantil.

La preocupación de esa masa de jóvenes suele ser apuntarse a una profesión que los rescate del futuro paro laboral. "Ahora vienen a estudiar para luego ganar dinero", dice un decano de Ciencias Ecónomicas.

Claro que en realidad, como comenta Fernando Vallespín, vicerrector en funciones de Extensión Universitaria de la Autónoma de Madrid, "la universidad es un elemento más de la sociedad, y en ella se producen los mismos fenómenos que en el entorno. Tampoco los jóvenes participan en asociaciones de barrio u otras organizaciones".

Los estudiantes no están contentos. En la mayoría de las universidades aparece el síndrome de la inhibición. Adiós a la participación. La ley de Reforma Universitaria (LRU) de 1983 estableció que, como mínimo, el claustro ha de estar formado en sus tres quintas partes por profesores, lo que impide que los jóvenes crean en poder participar en las decisiones. En el mejor de los casos deben repartir los otros dos quintos con el personal de administración y servicios como determinen los estatutos.

Pese a todo hay asociaciones estudiantiles (muchas bajo el sello de culturales) que se sitúan en la extrema derecha o extrema izquierda, sobre todo en las facultades de Derecho, y en menor grado en Ciencias de la Información y en Políticas y Sociología.En algunos casos vuelven los grupos confesionales del corte Opus Dei, como asociación cultural Atlántida, de origen Italiano. En las universidades madrileñas no faltan los grupos de izquierdas, no siempre vinculados a partidos políticos, como Unión de Estudiantes Progresistas (UEP), Rebote, Kolectivo de Estudiantes, Kolectivo Alternativo de Izquierdas (KAI) o Crisol.

Dentro de la escasa participación estudiantil -en la Complutense vota entre un 10% y un 20% de los estudiantes-, tiende a subir la presencia de izquierdas en algunos claustros. En la Autónoma de Madrid sube la Federación de Asociaciones de Estudiantes de Izquierdas (FAEI), que obtuvo 50 de un total de 112 representantes estudiantiles en las elecciones de noviembre pasado. De 150 alumnos claustrales de la Complutense, 50 pertenecen a la izquierda, incluida la línea próxima al PSOE, y los otros dos tercios van hacia el centro-derecha. En Alcalá de Henares la mayoría de sus 90 estudiantes claustrales se aproxima a Izquierda Unida y al PSOE. "Es normal. Somos una universidad joven donde no hay peso de lo más rancio", afirma un portavoz de Alcalá.

En cuanto a la Politécnica de Madrid (UPM), hay un alejamiento total de la adscripción política militante. A las elecciones se presentan independientes, sin candidaturas. "Somos gente que no desarrollamos nuestra labor bajo ningún signo", dice Carlos San Gregorio, delegado de alumnos. Claro, que en la universidad tiene su sede la asociación cultural Atlántida (Comunión y Liberación, cercana al Opus Dei), en las escuelas de ingenieros de telecomunicación, de Montes y de Minas. Los estudiantes (78 representantes de un total de 310 claustrales) de la UPM defienden exclusivamente lo profesional.

El panorama es diferente en Barcelona, donde las elecciones del 30 de noviembre han mostrado el incremento de la participación, la consolidación de las asociaciones estudiantiles, el avance de la izquierda en la universidad de Barcelona (UB) y su consolidación como primera fuerza política en la Autónoma de Barcelona (UAB), informa Alex Rodríguez. La participación estudiantil fue del 17,95% y del 25% en la UB y la UAB, frente al 15,1 % y el 20%, respectivamente, de hace dos años.

La izquierda estudiantil registró un significativo avance en la UB. La Associació de Joves Estudiants de Catalunya (AJEC), inspirada por comunistas y socialistas, ha subido de 28 a 33 escaños. También la Federació d'Associacions d'Estudiants Progresistes (FAEP), situada a la izquierda de la AJEC y tercera fuerza más votada, conseguía 12 claustrales.

No hubo cambios importantes para organizaciones próximas a CIU y Esquerra Republicana -FNEC-, y al Partido Popular -OCEU-, mientras ha aparecido el Colectivo Lechuga, de caracter progresista e integrado por estudiantes de la Escuela de Profesorado de EGB de Barcelona, con seis escaños. En la UAB también han aumentado los representantes de la Federación Alternativa dels Estudiants Progressistes (AEP), de la FNE y de los asamblearios independientes.

Vivero, político

La universidad de Sevilla, que formó a buena parte de los políticos que ahora gobiernan el país, ha sido tradicionalmente un vivero político. Tras unos años de letargo, ha dado a luz a una generación diferente, abanderada de las reformas académicas concretas, informa Isabel Pedrote. Bajo estas reivindicaciones, los estudiantes y profesores de Sevilla se han agrupado fundamentalmente en torno a dos formaciones políticas: Izquierda Unida (IU) y Partido Andalucista (PA).

Los estudiantes de Santiago de Compostela tuvieron un fuerte protagonismo en los años setenta. Una plaza del centro de Santiago se conoce popularmente como roja, aunque su nombre siga siendo plaza de José Antonio, informa Xosé Hermida. Hoy sólo algunos profesores reivindican aquel espíritu, pero entre los alumnos la izquierda es aún ampliamente mayoritaria. Dentro de ella, la izquierda nacionalista ha ido haciéndose paulatinamente con el marido, al tiempo que perdían fuerza el PCE y los grupos a su izquierda.

En las elecciones suele participar alrededor de un 15"1, del censo estudiantil. La presencia de los partidos de centro derecha es sólo significativa entre los alumnos, y se centra en Derecho y Farmacia.

En cuanto a la influencia de los partidos políticos en los estudiantes de la Universidad del País Vasco (UPV), Aitor Guenaga informa que es claramente limitada. Los universitarios viven de espaldas al proceso electoral de cada año en la UPV, con un índice de participación que, en las últimas elecciones al claustro, en 1988, sólo alcanzó el 10,8 %

Los grupos, ligados al abanico nacionalista son los más estructurados. La organización con mayor implantación en la UPV es Ikasle Abertzaleak (IA), que, según sus datos, tiene un total de 32 claustrales. IA engloba a sectores ligados a la izquierda radical ahertzale y cuenta con una fuerte implatación en los tres campus: Alava, Vizcaya y Guipúzcoa.

Aunque ninguno de ellos tiene una vinculación orgánica con Herri Batasuna (HB), mantienen relaciones fluidas -ellos prefieren calificarlas de "aportación recíproca", y muchos de sus estudiantes son militantes o simpatizantes de la coalición abertzale.

Con una implantación sensiblemente menor a la de lA, se encuentra el Comité de Estudiantes Nacionalistas (CEN/IAB), cercano al Partido Nacionalista Vasco (PNV). Según sus datos, los apoya el 15% del electorado en Guipúzcoa, el 25% en Vizcaya y el 7%, en Alava.

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