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Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Villa Rojo recuerda a Falla

El lunes comenzó en el Instituto Alemán el 152 ciclo de conciertos del Laboratorio de Interpretación Musical (LIM), que creó y dirige el infatigable Jesús Villa Rojo (Brihuega, Guadalajara, 1940). Esta vez el tema general es el de Ayer y hoy, pues, como ya gustaba practicar Hindemith, en cada audición se selecciona junto a páginas de nuestro tiempo otras del pasado. En este primer programa, tras un cuarteto de Telemann expuesto bastante al margen del estilo histórico hoy imperante, pero bien tocado, la clavecinista María Teresa Chenlo interpretó, con extremada libertad rítmica y juego ágil, dos sonatas de José Ferrer (1745-1815).Jesús Villa Rojo, en su calidad de compositor, dio a conocer su nueva obra Recordando a Manuel de Falla. Escrita por la misma combinación que el Concerto de don Manuel, Villa Rojo parte para su extenso y consistente trabajo de dos datos fundamentales: la sonoridad fallesca de los seis -instrumentos y el empleo como materia estructural de estilemas muy breves procedentes de la partitura de Falla, cuyo origen, en un caso como en otro, está en el madrigal renacentista De los álamos vengo madre. Alterna Villa Rojo cierto estatismo, producto de las repeticiones circulares, con la andadura y la línea de continuidad a la que en ningún momento renunció el músico gaditano. Todo está realizado con orden y claridad en la intención y en el lenguaje, de modo que este nuevo homenaje a Falla llegó a todos y fue recibido con largos aplausos.

Ciclo LIM 89

Intérpretes: M. Chenlo, clave; J. Villa Rojo, clarinete; Rafael Tamarit, oboe; Antonio Arias, flauta, y F. Martín, violín. Obras de Telemann, Ferrer, Schiaffini, Zimmermann, Langer y Villa Rojo. Instituto Alemán, 11 de diciembre.

Brevedad

En su brevedad, las piezas para violonchelo, muy bien tocadas por Belén Aguirre, revelan el dominio artesanal que caracterizó toda la obra de Zimmermann (1918-1970). No me sedujo demasiado Laffere cinese, del romano Giancarlo Schiaffini, escrito para flauta, oboe, clarinete, violín, violonchelo y clave, más atento a la explotación instrumental que a la consistencia de las ideas. Suena a algo decorativo y, como tal, es muy estimable. Alta experiencia en la escritura demuestra Hans Klaus Langer ( 1903) en sus Tres dúos para clarinete y violonchelo, en los que Villa Rojo patentizó su profundo conocimiento del instrumento en unión de la gran profesionalidad de Belén Aguirre. Hay que elogiar la labor del grupo, en el que, con los citados, actuaron Antonio Arias, flauta; Rafael Tamarit, oboe, y Francisco Martín, violín.

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