Un triunvirato guiará la transición en Checoslovaquia
La victoria de las movilizaciones populares a favor de la democracia que comenzaron en la sangrienta represión del viernes 17 de noviembre es, tras la creación de este Gobierno, sensacional.Las tres semanas de vertiginosa revolución democrática checoslovaca. culminaron ayer en la dimisión. del último gran símbolo de la represión de la primavera de Praga, el jefe del Estado, Gustav llusak, y la creación de un Gabinete con participación de célebres miembros de la resistencia democrática.
El nuevo Gobierno, de 21 miembros, cuenta con 10 comunistas incluido el primer ministro, dos ministros del Partido Popular, dos del Partido Socialista y siete independientes del Foro Cívico formado hace semanas por la oposición democrática. Ayer fue desconvocada la huelga general prevista para hoy por el Foro Cívico contra los; intentos del partido comunista de prolongar su hegemonía con retoques como los habidos en el último Gobierno de Adamec, que no ha durado ni una semana. Éste había dimitido el pasado jueves ante el rechazo general de su Gobierno, que aún contaba con una mayoría de las carteras en manos comunistas, y la presión popular, decidida a romper con esta hegemonía.
Salir del túnel
El nuevo primer ministro, el comunista Marian Clafa, anunció ayer que se celebrarán elecciones generales libres antes ¿le que termine el primer semestre de 1990. Con este anuncio, Checoslovaquia comienza a salir del largo túnel de la dictadura que le fue impuesta en febrero de 1948 por un golpe de Estado del partido comunista.
El desmoronamiento del régimen será total si se confirma el nombramiento del dramaturgo Vaclav Havel, líder del levantamiento antitotalitario, como presidente de la República, cuya candidatura fue anunciada ayer entre vítores de cerca de 200.000 personas en la plaza de San Wenceslao de Praga.
Éste deberá ser confirmado por el Parlamento, si bien la actual composición de esta asamblea títere, sin legitimación democrática alguna, podría aconsejar otra fórmula. El que fuera antecesor de Adamec en la jefatura del Gobierno, el comunista reformista Lubomir Strougal, renunció ayer a su escaño "para facilitar el proceso de cambio", en un gesto personal que le enaltece y podría ser ejemplo para el resto de los parlamentarios.
La última -y posiblemente más amarga- intervención de Gustav Husak en la jefatura del Estado fue la confirmación ayer, en el palacio del Hradshin, del nuevo Gobierno, en el que se encuentran algunas de las personas más perseguidas durante su dirección del partido comunista y del Estado.
Los dos vicepresidentes primeros del Gobierno son el economista Valtr Komarek y el abogado católico Jan Carnogursky.
Este último se hallaba en prisión hace apenas dos semanas. Komarek, director del Instituto de Prognosis, ha criticado duramente la catastrófica gestión económica del partido comunista, y pese a ser miembro del mismo, era uno de los máximos enemigos del aparato ortodoxo dirigido por Milos Jakes y MIadislav Stepan.
El Ministerio del Interior, cartera clave para desmantelar el aparato represivo del régimen comunista, será compartido por el primer ministro, Calfa, y Carnogursky, cuyo juicio político en Checoslovaquia hace pocas se manas fue posiblemente el último en la larguísima lista de los celebrados en Checoslovaquia desde el comienzo de la normalización en 1969.
El nuevo ministro de Asuntos Exteriores es el periodista Jiri Dienstbier, uno de los miembros de Carta 77 que más coraje ha demostrado en la última década en la denuncia de las violaciones de derechos humanos, demanda de libertades y ayuda a sus compañeros en prisión por medio de contactos con la Prensa occidental.
De calefactor a ministro
Dienstbier ha trabajado como calefactor desde que fue purgado en 1969 por su denuncia de la invasión.
El nuevo ministro de trabajo es Petr Miller, un líder obrero que encabezó las huelgas en las minas y la industria en apoyo de las protestas estudiantiles que finalmente provocaron la caída del neoestalinismo en Checoslovaquia.
Ministro de Finanzas es desde ayer Vaclav Klaus, un economista del Instituto de Prognosis, hombre del viceprimer ministro Komarek, por tanto. Frente a muchos intelectuales de la oposición que adolecen de cierto provincialismo por el aislamiento que les fue impuesto por el régimen, Klaus ha pasado largos períodos de estudios en Estados Unidos y Austria. Se espera de él una rígida política para romper los monopolios y círculos de poder creados por la burocracia comunísta en cuatro décadas.
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